03 de Mayo. Tomado de Diario Co Latino.
Desde el 3 de mayo de 1993, tras una resolución de la UNESCO, y avalada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se dedica esta fecha para celebrar el Día de la Libertad de Prensa, a escala mundial, una efemérides que abarca los distintos medios de comunicación, y por supuesto, a los y las periodistas.
Aunque en El Salvador, la fecha dedicada a los y las periodistas, por decreto legislativo, es el 31 de julio.
Siendo entonces una fecha promovida por la ONU, a través de la UNESCO, la efemérides, por supuesto, reviste de importancia superior, con mensajes explícitos e implícitos de la importancia que tienen los medios en las distintas formaciones políticas y sociales.
Esa importancia debería ser constantemente reflejada en la cada vez más exigente práctica periodística, declinada a la superación de las sociedades donde se desarrolle la prensa seria y profesional, con una claridad tal que esa seriedad y profesionalismo, deben pasar por el respeto a las leyes, y, fundamentalmente en apego estricto a los principios periodísticos.
En nuestro país, históricamente se ha transitado por una costumbre que ya es ley, y se defiende como si estuviera escrita en piedra: “La mejor ley es la que no está escrita”.
Esta visión de tipo de prensa sin límites está llevando a los medios a considerarse los todopoderosos, en jueces y políticos, que le dice a todo mundo cómo comportarse, qué hacer, qué pensar. Gracias a esa errada visión, los medios exigen el cumplimiento de la ley, y alzan un grito al cielo, cuando alguien se atreve a sugerirnos someternos también a las leyes.
Recientemente, una encuesta administrada entre jueces y juezas revelaba que los togados, le tenían más temor a los medios de comunicación que al crimen organizado.
Muchos colegas se asustaron, e invocaron a Dioses propios y extraños, para ayudarse a salir de su asombro. Mas fueron incapaces de hacer un alto y provocar un ejercicio de autocrítica o reflexión introspectiva, para explicarse, de forma seria y serena, qué del trabajo periodístico estaba provocando aquella “afrenta”.
Y como escuderos medievales, armaron un ejército de columnistas y periodistas para salir en su defensa y lanzarse, cual cruzados, contra el impío, para someterlo, y de paso, denunciar una gran confabulación contra la prensa.
Es cierto también que los medios y los periodistas siempre estarán amenazados por el poder político y económico, sobre todo, por los poderes de facto, incluidos aquí el crimen organizado, como ocurre en México, Colombia y Honduras, por eso es que debemos estar atentos, reflexionando, organizados, pero también hay que estarlo, para exigirnos todos los días una mejor praxis periodística, basada en los principios periodísticos, en la defensa por la Democracia, en la lucha por el desarrollo humano.
Lo anterior implica, rechazar de tajo las viejas prácticas periodísticas fundamentadas más en los intereses empresariales que en ejes que privilegian la libertad de expresión.
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