El martes, la unidad de investigación social de LA PRENSA GRÁFICA, LPG Datos, dio a conocer el alto grado de aceptación de que goza el presidente de la República: 78 por ciento al cumplirse seis meses de gobierno. Esta es la cifra más alta obtenida por un presidente salvadoreño en la historia reciente y supera en cuatro puntos a la obtenida por Elías Antonio Saca al principio de su administración. Bien por Mauricio Funes.
Escrito por Nacho Castillo.03 de Diciembre. Tomado de La Prensa Grafica.
La pregunta es por qué Funes está tal alto, si en seis meses no existen logros concretos y los principales problemas del país, como son el desempleo y la inseguridad, siguen igual o peor que antes. Los salvadoreños están respondiendo por percepción. Aún cuando es corto el tiempo para juzgarlo, creen que Mauricio Funes logrará mejorar la situación del país. ¿Qué le ven? Posiblemente convencimiento en sus palabras, seguridad, carácter y moderación. Se dice que la popularidad del presidente sube cuando regaña en público o corrige la plana a sus ministros.
Lo concreto es que hoy por hoy, el mandatario goza de la confianza de quienes lo eligieron en marzo pasado y también de quienes le adversaban. Y esto no significa que aquellos que se consideraban de derecha en las pasadas elecciones ahora no lo sean. Sigo pensando que el país sigue dividido entre los dos grandes bloques, izquierda y derecha. Lo que ocurre es que el presidente no ha hecho nada que pueda molestar el pensamiento de derecha. Incluso si algo ha hecho en materia política (caso política exterior), esto posiblemente pudiera ser menos del agrado de la izquierda que de la derecha.
Así las cosas, estamos ante un presidente que logra consensos. La población está con él, sin diferencias de matices políticos. Difícil situación para ARENA, pero también para el presidente que deberá jugar por cuatro años y medio más al equilibrio político.
Tomando en cuenta que el primer mandatario difícilmente logre mantener este nivel tal alto de popularidad durante todo su mandato, cabe preguntarse si está aprovechando bien el momento, o la oportunidad, para tomar las medidas más difíciles, pero también necesarias para el país. Esas que no necesariamente arrojan popularidad.
La reforma fiscal, bien, pero no es la definitiva; la lucha contra la corrupción, estancada y con grandes dudas en lo que es la investigación de la inspectoría policial; la apuesta contra la delincuencia en veremos; las medidas para reactivar la economía a la espera de conocerse.
Funes tiene hoy una oportunidad que seguramente le será negada en el futuro. Los inicios de gobierno son el mejor momento para tomar las medidas difíciles, pero indispensables. El país no necesita presidentes populares, esto se gana sólidamente al terminar el mandato. El país necesita líderes con visión de estadistas, capaces de trascender a un periodo presidencial.
Hay que sembrar las bases para mejorar en mucho nuestro sistema educativo, hay que apostarle a la ciencia y la tecnología, hay que innovar en nuestros productos y crear un sistema sólido de promoción a las exportaciones. Hay mucho por hacer. Funes tiene hoy la oportunidad.
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