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2009/12/06

No podemos aislar a Honduras

El lunes pasado, desde Estoril, Portugal, donde se encontraba el presidente Funes atendiendo la Cumbre Iberoamericana, el gobierno de El Salvador hizo oficial su posición con relación al problema y a las elecciones en Honduras.

Escrito por Ernesto Rivas Gallont. Domingo 06 de Diciembre. Tomado de La Prensa Grafica.

El comunicado comienza por donde debe comenzar, reiterando su condena al golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya el 28 de junio y su política de no reconocer al gobierno golpista presidido por Roberto Micheletti.

Seguidamente el gobierno salvadoreño señala que el ambiente que prevalecía en Honduras era de “inestabilidad institucional” y criticado por “varios sectores de la sociedad”. En ese ambiente tuvieron lugar las elecciones del domingo pasado que, según el gobierno salvadoreño, abren “un nuevo momento político en la búsqueda de alternativas a la crisis política”.

El gobierno pone sus esperanzas en que el nuevo gobierno hondureño inicie un diálogo de reconciliación, para el restablecimiento del orden constitucional.

Aplausos para el gobierno salvadoreño. Pero El Salvador no debe parar allí, sino que, dando muestras de espíritu centroamericanista, debe buscar la forma democrática para restituir las relaciones político-comerciales con Honduras.

El Triángulo Norte de Centroamérica es un solo país dividido por caducas fronteras en tres provincias, todas iguales étnica y socialmente, que subsisten gracias al intercambio comercial, político y social que las une.

Y no solo el triángulo norte, aun Nicaragua necesita del intercambio comercial con Honduras. Pensando en ello, vemos en el portal de la vicepresidencia de Nicaragua una nota que dice que a pesar de que el presidente Daniel Ortega ha dicho que no reconocerá al gobierno que resultó electo en Honduras, el vicepresidente Jaime Morales Carazo dijo que con el tiempo Nicaragua saldrá reconociendo a la nueva Administración de ese país.

El vicepresidente agregó: “Creo que en el camino, a largo o mediano plazo, se va a imponer la realidad. Honduras es un vecino, un hermano, nuestras relaciones comerciales y económicas de diferente índole son muy intensas; una vez que se consolide este nuevo paso se normalizarán las relaciones”.

La política del presidente Funes de mantenerse neutral a una distancia prudente del problema hondureño le da hoy el derecho de decidir lo que él crea mejor para los bien entendidos intereses de la nación.

Porque nadie sabe qué quiere decir que un país no va a reconocer al gobierno de otro país, Honduras en este caso. ¿Es que ambos van a retirar sus embajadas en uno y otro? ¿Es que no van a tener intercambio comercial? ¿Es que los países grandes no van a ayudar en caso que Honduras lo necesite, Dios no lo quiera, a causa de un desastre natural? ¿Es que la OEA mantendrá a Honduras excluida de su membresía? ¿Es que los nacionales de Honduras no van a poder viajar a los países que no reconozcan a su gobierno y viceversa? ¿No más inversiones nuevas en Honduras? ¿Es que todos los países que han dicho que no reconocerán al nuevo gobierno van a hacer todo eso?

Y si es así, ¿por cuánto tiempo? ¿Mientras dure el gobierno de Porfirio Lobo o por siempre?

Honduras ha pasado por la pesadilla más larga en su historia, causada sin duda por el infame golpe de Estado del 28 de junio y los hechos que sucedieron a continuación. Pero los hondureños están tratando de reconstruir lo destruido y El Salvador –igual que los otros países centroamericanos– tenemos obligación de ayudarles, ellos nos necesitan a nosotros tanto como nosotros los necesitamos a ellos.

No podemos aislar a Honduras

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