Deficiencia Las políticas públicas sobre comunicación no se están generando como tampoco un trabajo expedito en la realización de la labor comunicacional del nuevo gobierno.
Escrito por Ricardo Chacón. Domingo 6 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.
La relación entre la prensa y Casa Presidencial me parece que no "tiene ni pies ni cabeza". De no encontrar puntos de encuentro, en el futuro próximo, provocará desavenencias que si bien pueden ser insustanciales, entorpecen la fluida relación entre las partes de cara a los grandes problemas del país.
En países de mayor tradición democrática, cuando hay cambio de gobierno, sin importar que este sea del mismo o de diferente partido político, hay normas claras de comunicación e información.
Los gabinetes de prensa, por lo general, están integrados por hombres y mujeres profesionales, de larga experiencia y serio desempeño.
Puede ser, y lo más seguro es que se cambie al director, pero los procesos y procedimientos por lo general están definidos en manuales que recogen políticas claras sobre las relaciones con los medios informativos. Estos manuales, incluso, indican cómo se deben redactar los boletines de prensa, cómo organizar las conferencias y cómo regular y organizar las declaraciones que el gobernante debe y puede hacer.
En la actual administración lo menos que hay es orden; me explico con algunos ejemplos.
A raíz de la Cumbre Iberoamericana, los boletines de prensa oficiales describían al jefe de Estado salvadoreño como "muy activo y (con) facilidad de verbo"; que los presentes lo "escucharon con mucha atención"; sin embargo no mencionaron nada del contenido esencial del discurso del Presidente, por ejemplo cuando éste se comprometió ante la comunidad iberoamericana a aumentar el bajo presupuesto destinado a la inversión pública en innovación, calidad y desarrollo tecnológico; la implementación de un Sistema Nacional de Becas o la creación de una alianza estratégica con el sector académico y los sectores empresariales, destinados a vincular el conocimiento con la producción.
Hay personeros de prensa que actúan más como miembros de la seguridad presidencial, que como facilitadores de la comunicación entre el Presidente y los periodistas. Y ya no se diga cuando se trata de las convocatorias informativas que a menudo no sólo son desordenadas, sino también imprecisas, pues no indican con claridad de qué se trata.
A veces se producen largas conferencias de prensa, en las que se exponen muchos temas, sin que de paso haya posibilidad de repreguntar. De hecho no hay eficiencia ni claridad en la comunicación.
Recién comenzado el gobierno del Presidente Funes me preguntaba si las deficiencias en el área de comunicaciones era problema de la novedad en el ejercicio de una labor distinta, o si se trataba de pura incapacidad para llevar a cabo una labor profesional y técnica. Cabía también la posibilidad de que hubiesen intereses de por medio, para opacar la gestión gubernamental.
Con el paso de los meses todavía sigo con la duda; me niego a aceptar que no existan comunicadores competentes que, además de plantear estrategias claras y definidas sobre las políticas públicas, realicen una difusión expedita sobre el quehacer del gobierno del Presidente Funes.
Cuesta aceptar que el presidente Funes, un periodista de profesión, caracterizado por haber tenido posiciones muy claras y críticas durante su desempeño profesional, no logre que su propio gobierno sea eficiente en el manejo de la comunicación.
Es imperativo que exista una comunicación pública que muestre con claridad lo que hace la nueva administración no sólo con el propósito de divulgar las obras, sino también para incitar a que la población se sume a las tareas de construcción y reconstrucción de un mejor país.
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