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2009/12/15

LPG-El caso de ARENA: lecciones de lo que no hay que hacer

Como hemos señalado desde que comenzó a manifestarse la “estrategia” preelectoral en 2008, lo que se ha venido dando dentro de dicho partido es una cadena de errores, en los que la ingenuidad prepotente y la abusiva manipulación fueron de la mano.

Escrito por Editorial.15 de Diciembre. Tomado de La Prensa Grafica.

La situación del partido ARENA, que ha venido siendo el más representativo de la derecha desde 1981 y sobre todo en los veinte años transcurridos desde que ganó por primera vez la Presidencia de la República, es ahora mismo un muestrario dramático y patético de cómo no deben ser manejadas las cosas cuando se está ante desafíos de supervivencia. Como hemos señalado desde que comenzó a manifestarse la “estrategia” preelectoral en 2008, lo que se ha venido dando dentro de dicho partido es una cadena de errores, en los que la ingenuidad prepotente y la abusiva manipulación fueron de la mano. Llegó la derrota anunciada, y las cosas pasaron a peor.

La derrota política siempre exige una madurez superior, sobre todo cuando sucesivas victorias políticas han acumulado fantasías cada vez más perversas. Después del 15 de marzo, lo constructivo y maduro dentro de ARENA hubiera sido un proceso interno de seria evaluación de lo sucedido, con reconocimiento de responsabilidades y asimilación de lecciones. Nada de eso ocurrió. Por el contrario: se entró en una peligrosa fase de negación, aparentemente distraída, de la realidad. Primero, el silencio autocomplaciente “todos somos culpables, y por ende no hay culpas por dilucidar” ni lecciones por aprender. De ahí vino el forcejeo por controlar el quebrantado poder interno, ya con muestras de fractura como la ocurrida en la Asamblea Legislativa. Y todo esto ha derivado en el canibalismo público indiscriminado.

Lo que pudo ser normal derivó en traumático. Y el riesgo para el proceso es la fragmentación irreparable de la derecha, cuya fortaleza –así como la de la izquierda– es fundamental para los sanos equilibrios que requiere el sano ejercicio democrático.

Saneamiento integral

Por mucho tiempo desde la derecha se estuvo criticando a la izquierda por sus experiencias de división interna y por sus desprendimientos orgánicos, poniendo tales fenómenos como ejemplos de intolerancia y radicalismo. Hoy parece que las cartas dan la vuelta, y es en la derecha, específicamente en ARENA, donde se ven acontecimientos de autodestrucción que llaman a la reflexión y al replanteamiento de visiones partidarias.

Es cada vez más evidente la necesidad de que nuestras organizaciones partidarias, que son fuertes más que por méritos propios por la convicción ciudadana de que necesitamos sujetos políticos fuertes para consolidar el proceso, entren en un esfuerzo verdadero de institucionalización. Hoy más que nunca es indispensable una ley de partidos políticos.

En el caso de ARENA, dicho partido está en este momento ante una especie de disyuntiva de consecuencias: o bien logra recomponerse sobre bases más sólidas a partir de este terremoto interno posderrota electoral, o bien se fractura irremediablemente sin poder superarlo. Todo depende de que haya suficiente visión y responsabilidad al interior para enfrentar cuanto antes algunos retos insoslayables: abrir paso a un auténtico liderazgo nuevo, que permita salir del círculo ya vicioso de los ex Presidentes de la República; replantearse el perfil ideológico, sin ataduras a las “sombras de gloria” de otro tiempo histórico; y erradicar de veras todos las tendencias viciosas acumuladas a lo largo del tiempo. Y aquí opera lo que ya es lugar común: la crisis puede ser oportunidad.

El caso de ARENA: lecciones de lo que no hay que hacer

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