Escrito por Ricardo Esmahan. 15 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Innovar políticas agrícolas Aumentar las capacidades de las sociedades locales en su diversidad incluye el acceso a oportunidades para los más pobresAnte el reto de formular nuevas políticas públicas se ha expresado con sana y decidida intención "hacer las cosas mejor que antes", sin embargo, ello requiere de los líderes creatividad para innovar, requiere de innovadores.
Alusiva resulta la frase de Henry Ford, quien dijo: "Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido". Pero no, Ford nos dio la producción en serie del automóvil.
Por definición, la innovación es el auxilio de los principios tradicionales de gestión de las organizaciones, sus procesos y prácticas, capaz de alterar significativa y radicalmente la manera de cómo se practica la gestión y se formulan las metas para el futuro.
La innovación cambia la manera en como los gestores hacen las cosas. La innovación también puede incluir nuevos diseños organizacionales, como nuevas formas de gestionar las relaciones entre diferentes unidades de negocios, departamentos funcionales, grupos de trabajo y las alianzas entre proveedores y clientes.
Traigo esto a cuenta porque recientemente se realizó un taller de categoría internacional denominado "Bases para la innovación agropecuaria en El Salvador", auspiciado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el cual se discutieron temas que no podemos pasar por alto.
Algunas conclusiones destacan que el escenario actual y el del futuro inmediato acentúan la necesidad de lograr un aumento significativo y sostenido en la producción agropecuaria y forestal del país, dentro de un marco de realismo económico.
La apertura de la economía a la competencia internacional ha sido un elemento significativo de la política macroeconómica reciente. Sus medidas y la puesta en vigor de los Tratados de Libre Comercio, influenciaron fuertemente la evolución del sector agrícola. Hoy, la nueva correlación entre los sectores público y privado demanda desarrollar la agricultura usando tecnología apropiada y que permita satisfacer las crecientes demandas.
Es importante revisar y comprender cómo estamos impulsando la innovación y la tecnología. El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), a solicitud del MAG, realizó una evaluación del sistema nacional de innovación agropecuaria, enfocándose en el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA) y la Escuela Nacional de Agricultura (ENA).
Los hallazgos son interesantes. Resaltan el hecho de que nuestro sistema es débil, pero con mucho potencial. Con la necesidad de superar paradigmas anticuados, cortoplacistas, con atomización de esfuerzos y anacronismos; como por ejemplo, el uso de técnicos capacitados para realizar actividades para custodiar y entregar el producto en los programas de semillas mejoradas. Interesante resulta que el recurso humano disponible no es una limitante.
El IICA propone ante esta realidad la necesidad de contar con la multifuncionalidad de un agro moderno, focalizándose en cadenas productivas prioritarias que lleguen hasta el mercado, orientado en la gente y sus instituciones. Destaca que un ordenamiento territorial es una necesidad estratégica para la productividad de tierras agrícolas, que actualmente se encuentran ociosas. Aumentar las capacidades de las sociedades locales en su diversidad incluye el acceso a oportunidades para los más pobres, a fin de responder colectivamente a contextos cambiantes y complejos.
Como en todos los tipos de innovación, el mayor reto es generar ideas originales que cambien la realidad. Las innovaciones tienden a ser más duraderas cuando ciertas condiciones se cumplen, como es el hecho que la innovación está basada en un principio original de gestión, que cambie costumbres tradicionales. La innovación es sistémica, abarca un rango de procesos y métodos.
No es que las nuevas ideas sean difíciles de atrapar, lo difícil es deshacerse de las viejas, aun cuando se busca revolucionar las políticas públicas agropecuarias.
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