Editorial. Viernes 04 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.
A principios de esta semana, el gobierno, a través del Ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, presentó ante la Asamblea Legislativa el paquete de reformas tributarias, que buscan, entre otras, evitar la evasión y elusión fiscal, para hacer llegar al erario público unos 250 millones de dólares más.
El paquete fue discutido con diferentes sectores de la sociedad como los empresarios, los políticos y el sector laboral y social. Además, el paquete de reformas fue colgado en la página de Internet del ministerio para quienes estuvieran interesados en conocerlo.
Tenemos entendido que el sector social y laboral, así como algunos empresarios hicieron sus respectivos aportes u observaciones. Producto de estas, por ejemplo, la idea de tasar con impuestos las propinas que en los restaurantes cobran en la factura, que nadie sabe, por cierto, cómo se distribuye al personal, fue eliminada. De igual forma, se subió el techo de aplicación de impuestos a los intereses que devenguen los ahorros de cinco a diez mil dólares.
En los primeros meses de discusión, o puesta en debate del tema, daba la impresión de que, de parte del empresariado no iba a haber demasiada oposición, no obstante, a pocos días de presentarse el proyecto o los proyectos de reforma, ha sido atacado sin tregua.
Por cierto, hasta los tanques de pensamiento de la derecha que antes pedían más medidas para incrementar o mejorar la parte fiscal en el país, cuando han visto que hay pasos en serio, se han echado atrás y bajo la falsa posición de “retardar” su aplicación, prácticamente están en contra de la reforma.
En un editorial anterior hemos dicho que muchos empresarios se oponen a reformas fiscales o tributarias, independientemente de las coyunturas económicas y fiscales del país. Cuando la situación económica es bonancible, sobre todo para el empresariado, estos dicen que no es necesario aplicar reformas u otros impuestos, pues, no son necesarios.
Y si la situación es calamitosa, como la coyuntura que vivimos en estos momentos, por la crisis económica mundial, dicen que tampoco es buena una revisión fiscal, pues, “deprime más la economía”.
Sin lugar a dudas, el tema de las reformas tributarias no debe esperar, y debe verse con mucha responsabilidad, mucho patriotismo. Conceptos, que se supone, deben ser los motores de las decisiones de los diputados y diputadas, sean de derecha o de izquierda. Que así sea.
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