Escrito por Adolfo Salume. 11 de Diciembre.Tomado de El Diario de Hoy.
Como empresarios reconocemos la necesidad del Gobierno de El Salvador de recaudar más recursos económicos para atender las necesidades sociales de los sectores más oprimidos; pero las acciones que se tomen para lograrlo no pueden ir en detrimento de una actividad productiva y generadora de miles de empleos.
Es preocupante que las diputadas y los diputados de la Asamblea Legislativa estén por aprobar una reforma fiscal ante todas luces inequitativa, discriminatoria y que impactará a la población de un nivel socioeconómico bajo.
Al querer tasar con un 10% ad valorem a las bebidas gaseosas, jugos, néctares, bebidas isotónicas, energizantes y en polvo se está impactando a productos de consumo popular, que por su valor nutricional, su precio accesible y especialmente, por estar elaborados higiénicamente forman parte de la dieta diaria de miles de salvadoreños.
Amén del impacto negativo que traerá a la industria, reflejado, principalmente, en una disminución de las ventas, el impuesto provocará que muchos de los consumidores recurran al consumo de productos elaborados con ingredientes de dudosa procedencia y principalmente, con agua que puede no tener la calidad deseada.
Esta mismas personas a las que como Gobierno se les quiere ayudar con los programas que la reforma fiscal financiará, se verán directamente afectadas con la misma porque esta reforma redunda en la reducción de más de 20 mil empleos y además afectará a 60 mil microempresarios que forman parte de la cadena de valor que mantiene viva a la Industria de Bebidas No-Alcohólicas.
En el caso específico de las bebidas gaseosas, no se debe olvidar que desde hace 20 años están tasadas con un 10% ad valorem, impuesto que ahora se le quiere poner a las bebidas conocidas como no carbonatadas (jugos, néctares, energizantes, isotónicos, en polvo, etc).
La Industria de las Bebidas Gaseosas es, además, uno de los sectores contribuyentes más grande de pago de IVA y Renta en el país, por lo que si las autoridades quisieran actuar equitativamente reconsiderarían la intención de seguir cargando a las bebidas gaseosas con este nuevo impuesto, adicional al IVA y la Renta. Es decir, que existan las mismas reglas de juego que tienen el resto de productos de consumo.
Si el fondo de la reforma fiscal es la equidad y que todos los contribuyentes paguemos lo que corresponde, entonces por qué no distribuyen el 10% ad valorem entre otros productos de consumo masivo: celulares, papel higiénico, detergentes, entre otros, de tal forma que todos los sectores paguen lo mismo y contribuyamos al funcionamiento del país.
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