Escrito por Armando Salazar. 12 de Diciembre. Tomado de Contra Punto.
El proceso abierto a partir del 15 de Marzo, empujado por una materialidad social y subjetiva ha fracturado muchos esquemas nacionales
SAN SALVADOR - Si de su voluntad fuera, el capital nunca pagaría impuestos para el funcionamiento del Estado. Siempre, la práctica ha sido cómo evadir el pago de los mismos y así obtener mayores riquezas y mejores posiciones y condiciones en el “mercado”. También había que legalizar las condiciones de miseria, pagar míseros salarios, aplastar competencias y, si era necesario, extender el brazo represivo.
Con el fin de la guerra, el gran capital salvadoreño, amputó el aparato del Estado: eliminaron ministerios, se reapropiaron de tierra de la reforma agraria, hicieron feria de maquinarias del MOP, etc., en un afán draconiano de apropiarse de los recursos y licitaciones del mismo (el presupuesto general de la nación, nuestros impuestos) y despacharse la “modernidad” con préstamos internacionales que hoy nos ahogan.
Las leyes del país quedaron en manos de los opulentos, que nunca atendieron la solución de los problemas de la nacionalidad. En manos de las “leyes del mercado”, el país se condujo a la expulsión de la cuarta parte (2 millones) de salvadoreños y someter a crisis permanente a amplios sectores sociales, negando así condiciones mínimas de desarrollo humano.
Hoy, a falta de una formación política legislativa clara a su favor, los voceros de estos grupos económicos, quieren echar por la borda la oportunidad de entendimientos que pueden realizarse con el nuevo gobierno, en la lógica de no contribuir, de su bolsa y conciencia, al desarrollo de familias que no son las suyas.
Nunca estarán en la mínima disposición de soltar un centavo que no genere ganancias particulares, y este, es un código escrito en piedra.
Hoy no quieren ceder un pelo del usufructo que hicieron del gobierno. ¿Acaso no fueron ellos mismos los que entregaron despilfarradas las cuentas del Estado en Junio de 2009?
¿Qué entienden por crisis estos señores? Han planteado que se producirá pérdida de empleos, cierres de empresa, acoso fiscal, etc. Han levantado una campaña por la “moderación” y la “salud”, haciendo una argumentación poco inteligente con los grados de alcohol de la cerveza y el licor. Y uno pregunta: ¿en todos estos años, han promovido leyes de “moderación” para los expendedores de este líquido? No, porque aplica la sacrosanta ley de la oferta y la demanda.
Y en los usos cotidianos ¿Acaso, para muchos consumidores, no es lo más rápido, barato, generalizado y muchas veces en situaciones indistintas el consumo de la cerveza? ¿Creen estos señores que los salvadoreños se tragan que los trabajadores de la industria cervecera están pagando de su bolsillo la onerosa campaña publicitaria en la televisión? Menos mal que ellos creen que nosotros creemos.
¿Y qué clase de salud le han brindado estos señores a los salvadoreños por décadas y décadas? Como si la salud fuera un estado solamente de no-enfermedad, de no-hospitalización.
¿Cuánto pagan ellos por el recurso hídrico (un recurso propiedad del Estado salvadoreño) chupado de los mantos acuíferos, que son las fuentes de agua de los habitantes?
El presidente Funes ciertamente tiene que atender los consensos legislativos y precisamente también los tiempos de ejecución para los intereses nacionales. La población podrá “no entender” estas discusiones “fiscales”, pero siempre cuenta las monedas en su bolsillo.
Estas medidas fiscales son un importante espacio, una invitación y un paso importante para la transparencia nacional, que los empresarios deberían de incorporar en sus formas de obtener ganancias.
Si el capital no dimensiona la eterna crisis de la pobrería y de los asalariados, será difícil arribar a acuerdos nacionales sobre la base de la racionalidad y una perspectiva nacional, donde no sean las minorías las que se impongan en el curso del país. Su reacción inicial ha sido poco inteligente y poco visionaria, a tal grado de provocar torpes escaramuzas fiscales.
Es más: ¿Depende solo de la voluntad del gran capital arribar a mejores condiciones de desarrollo de la población? No. Tienen que recordar que tanto el presidente como el partido que lo condujo al poder, no están en una esquina pidiendo limosna o caridad política.
El proceso abierto a partir del 15 de Marzo, empujado por una materialidad social y subjetiva ha fracturado muchos esquemas nacionales, entre ellos las formas corruptas de ejercer el gobierno, bajo los dictados del capital y sus “tanques de pensamiento”.
Es un período de floración de contradicciones en el país. La dialéctica de la gobernabilidad ya inició el asentamiento de sus posiciones en este período. Menos mal que estos conflictos salen a flote público y no quedan engullidos en los salones de los acaudalados.
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