Se necesita asegurar la separación del Estado y la Iglesia en temas de sexualidad, especialmente cuando el costo de la enfermedad es asumido por la sociedad en su conjunto.
Escrito por Sandra de Barraza. Viernes 04 de Diciembre. Tomado de La Prensa Grafica.
Esta semana se dedicó un día para reflexionar sobre el tema del VIH-sida. ¿Suficiente para tomar conciencia de lo que esto significa? Pregunto esto porque cada persona afectada por esta enfermedad tiene un tratamiento médico que asciende, al menos, a dos mil doscientos dólares ($2,200) anuales. Nada más para que tomemos conciencia de lo que representa el costo del tratamiento, comento que con lo que se gasta al año en atender a una persona afectada con este síndrome podríamos educar a 8 jóvenes en Educación Media.
Y ¿cuántos se afectan anualmente? Hace 25 años (1984) se notificó el primer caso de sida y cada año se agregan alrededor de 900 más. Redondeando, estamos llegando a los 40,000 afectados y portadores. La tendencia es creciente. Los casos se multiplican y esta es la realidad. No hay presupuesto que alcance, y cada año tendremos que sacrificar, por ejemplo, la educación de jóvenes para atender a los que están afectados por el VIH-sida. Esta verdad, nos guste o no, tenemos que reconocerla para poder enfrentarla de manera seria, responsable y oportuna.
¿Oportuna? Sí, este caso es de oportunidad. Si no se dice lo que debe decirse en su momento la palabra llega tarde y el tratamiento temprano. La población está en riesgo latente porque hay mucha ignorancia sobre el tema. Si no se toma conciencia en su momento y se adoptan medidas personales de precaución, la enfermedad llega muy, pero muy temprano en la vida. Y con esto, tiene un cambio radical en su proyecto de vida personal con efectos serios en su familia.
¿Pierde capital humano? La mitad de los afectados tiene entre 20 y 32 años. ¡Están iniciando y ejercitando su potencial productivo! Y ¿cuánto se pierde como familia? ¿Cuánto se pierde como país? ¿Cuánto se gasta como sociedad? ¿Cuánto se sacrifica como familia y país?
Hay que ser realistas, la primera experiencia sexual se da antes de cumplir los 20 años. Y según la encuesta de FESAL, la relación es premarital y este tipo de relación prevalece sobre las relaciones maritales en todos los grupos de edad. ¡En las mujeres entre 20 y 24 años la proporción es más del doble! Querer desconocer esto nos pone a todos en riesgo latente.
Y peor. La encuesta de FESAL registra que los jóvenes entre 15 y 24 años no tienen suficiente ni oportuna información sobre temas relativos al VIH-sida. No hay que engañarse, la educación en la sexualidad y la salud reproductiva se recibe en la escuela. “La familia parece no haber participado mucho en la información ni la educación sobre la sexualidad y salud reproductiva, ya que a excepción del tema de la menstruación, menos del 10% hace mención que su familia fue la fuente de información y educación sexual.” ¡Mucho menos en VIH-sida! Algunos insisten que estos temas deben ser “de exclusiva responsabilidad de la familia” y se olvidan de que las familias, especialmente las de más bajos recursos, tienen un bajo nivel de escolaridad y de información. Con el promedio de escolaridad que tenemos en el país, lo que podemos esperar es que la gente domine la lectura y escritura comprensiva y además, las 4 operaciones elementales de matemática. Entonces ¿se puede confiar que todos los jefes de hogar puedan asumir la responsabilidad de informar y formar sobre el tema del VIH-sida y la forma de protegerse? Mi respuesta es no.
No se puede tapar el sol con un dedo. El VIH-sida es una realidad que la sociedad debe reconocer y enfrentar. Se necesita asegurar la separación del Estado y la Iglesia en temas de sexualidad, especialmente cuando el costo de la enfermedad es asumido por la sociedad en su conjunto. Se necesita que los centros educativos concentren mayores esfuerzos en informar sobre la forma segura de contraer la enfermedad haciendo énfasis sobre las medidas que personalmente deben tomarse para reducir el riesgo. Aunque inicialmente debe asegurarse el dominio adecuado de los maestros y las maestras sobre el tema. Se necesita que los medios de comunicación sensibilicen permanentemente a la población sobre la importancia de prevenir. Y todos debemos concienciarnos y concienciar que las relaciones sexuales sin uso de preservativo es la forma más segura de contraer la enfermedad. Muchos, por ignorancia, creen que es una enfermedad de homosexuales y que por eso están protegidos. Pero... 9 de cada 10 enfermos son heterosexuales. ¿Entonces?
El tema no debe ser de un día al año. La dimensión y la perspectiva de la enfermedad deben alertarnos. El tema no es de salud. Es un tema de educación.
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