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2011/01/25

LPG-Si así estamos ahora, cómo vamos a estar en la campaña

 Sin embargo, no dejaremos de apelar a la sensatez de los distintos liderazgos nacionales, que tienen en este momento una oportunidad sin precedentes para demostrarle a la nación que son los liderazgos que merece.

Escrito por Editorial.25 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Los múltiples y sucesivos brotes de reclamo social organizado, que se vienen dando de manera concatenada en el sector público, ponen de manifiesto que desde alguna parte se están moviendo estímulos para mantener al país en clima de zozobra. Algunos hablan de que detrás se halla el descontento por no verse en la realidad la concreción de las expectativas generadas por la llegada de una Administración bajo el signo de la izquierda; otros se refieren a una posible estrategia de alta presión desde sectores de la izquierda extrema; y no faltan los que le achacan la principal responsabilidad a una mezcla entre el estancamiento económico que genera un gran estrés ciudadano y la poca efectividad de la gestión gubernamental.

Lo cierto es que la agudización de las luchas sindicales y gremiales pone más signos de interrogación sobre lo que podría venir en el futuro inmediato, con un aumento anunciado de la incertidumbre social, que se une así, en un triángulo perverso, a la incertidumbre política y a la incertidumbre económica, que también están en alza.

Todos los signos apuntan a que tendremos campaña electoral más pronto de lo que ha sido en otras ocasiones para comicios legislativos y municipales. Como es fácil advertir, los partidos políticos están en creciente tensión por lo que deberán ser sus respectivas ofertas electorales, de cara a una nueva prueba que determinará la correlación de fuerzas, en fila hacia el desafío principal: las presidenciales de 2014. En 2012 se definirá la composición de la nueva Asamblea, y esto de seguro influirá en las elecciones de segundo grado que tiene que hacer dicha Asamblea en ese mismo año. Hay, entonces, muchos campos que pueden verse afectados por la forma en que el electorado se pronuncie en las urnas. Y, desde luego, la estrategia de entendimientos políticos que necesita el Ejecutivo para adelantar su agenda también está en juego.

La complejidad de todos estos retos no se puede evitar, pero sí debería ser factible controlar las turbulencias colaterales. Esto, si es que dichas turbulencias no responden a planificaciones interesadas. Esta última posibilidad debería aguzar aún más las previsiones institucionales, a fin de irles dejando a los conflictos en germen un margen cada vez más reducido. Desafortunadamente, lo que vemos es más bien lo contrario: un descuido y una ineptitud patentes en los ámbitos de las dirigencias públicas –ejecutivas, legislativas y judiciales– para anticipar, desactivar y resolver conflictos. Con la rigidez cargada de retórica no se logra nada más que exponerse a tener que ceder después, como se ha venido viendo luego de tantos desgastes en situaciones conflictivas mal manejadas.

Los meses próximos traerán, sin duda, más sacudimientos en las tres áreas mencionadas: política, económica y social. Y esta perspectiva es la menos favorable para que el país entre en la fase de confianza y efectividad que con tanta urgencia necesita. Sin embargo, no dejaremos de apelar a la sensatez de los distintos liderazgos nacionales, que tienen en este momento una oportunidad sin precedentes para demostrarle a la nación que son los liderazgos que merece.

La campaña que ya está empezando a mover piezas en el terreno servirá también de primer ensayo con vestuario, como dicen en el teatro, para las otras que se avecinan. Todos tenemos que estar conscientes de ello, para contribuir a que nada se descarrile.

Si así estamos ahora, cómo vamos a estar en la campaña

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