El nuevo presidente de PROCAFÉ es práctico. Dice no preocuparse por la entrada de Brasil al contrato C. Además, hace un llamado a la banca nacional a cambiar sus esquemas de dar créditos: ya no por quintal cosechado, sino por área cultivada.
Escrito por Keny López/Lourdes Quintanilla.06 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
A mí no me quitaría el sueño el hecho de que el café brasileño vaya a ser cotizado en la bolsa (...) y tenemos que aprender a vivir con esas influencias.”
¿Cuál es la situación actual de la caficultura?
Estamos viviendo una época de bonanza. Los precios son buenos. Podemos pensar que es una buena cosecha, pero definitivamente no es que el cultivo de café se haya recuperado, esta es una cosa circunstancial. El año pasado tuvimos la peor cosecha de la historia, prácticamente, del café y los árboles quedaron con energía suficiente. En el campo internacional, los precios están subiendo porque la oferta es menor que la demanda. Estamos saliendo de una cosecha alta de Brasil y estamos entrando a una baja. Entonces, los inventarios a escala mundial están reducidos y eso hace generar una expectativa de que los precios van a mejorar. Pero esto es un arma de doble filo y no quisiera que volviera a ocurrir lo que ocurrió en 1997, cuando los productores, entusiasmados por un alza de precios, no vendieron y los precios bajaron fuertemente. Eso ocasionó la pérdida de dinero y las caídas cuando los productores no pudieron pagar sus créditos. Mi consejo en este momento es que los productores tienen que vender suficiente café para cubrir sus gastos y pagar sus deudas. No deben especular. Si van a especular que lo hagan con el café que les sobre, después de pagar sus deudas y sus obligaciones y gastos. También aconsejaría guardar recursos para los trabajos del próximo año, porque creo que este es el momento en el que el productor puede incluso autofinanciarse.
¿Cómo están con miras a 2013, cuando Brasil entre al contrato C?
A mí no me quitaría el sueño el hecho de que el café brasileño vaya a ser cotizado en la bolsa. El café que va a entrar en la bolsa tiene que ser lavado similar al que se produce acá. Es decir, no son los 40 a 50 millones de sacos de café que produce Brasil (los que van a entrar), van a entrar tres millones, por allí, que puede incrementarlo. Es decir, tiene que cumplir ciertos parámetros y nosotros tenemos que aprender a vivir con esas influencias. Que los precios van a bajar y que de casualidad a lo mejor bajan en 2013 no se va a deber probablemente a eso, sino a que se ha balanceado la oferta y la demanda.
Los cafés del contrato C tienen precios diferenciados. ¿Cuál va a ser el reto para que nuestro precio diferencial incremente?
Fíjese que los precios preferenciales se deben a la calidad. Nosotros, para tener un precio preferencial, debemos enfocarnos en la calidad y también en la productividad, porque a los niveles que estamos ahora las producciones son tan bajas que realmente recuperar los gastos que se hacen en una finca es bastante complicado. Entonces, si no mejoramos la calidad y la productividad, nos estamos sacando del mercado.
¿Y en cuestiones de financiamiento?
Definitivamente el financiamiento del sector tiene mucho que ver. Lógicamente las intenciones pueden ser mejorar el parque cafetalero, pero si no hay financiamiento adecuado, no va a haber ningún mejoramiento. La banca gubernamental tímidamente ha abierto sus puertas al financiamiento, no creo que sea un financiamiento masivo como para decir que vamos a revolucionar la caficultura. Creo que los créditos en este país están mal enfocados, porque quieren dar un financiamiento por quintal producido. Aquí el enfoque de crédito debe ser al área que se va a trabajar, así como en construcción existe el criterio de dar el dinero por avance de obra, y tiene que haber una supervisión. Así debería ser el crédito a la caficultura.
¿De qué depende que cambien estos esquemas?
No depende de nosotros. En una banca que es privada, cada quien toma sus decisiones, adónde gasta su dinero. En una banca nacional sí se puede. Creo que si la banca nacional diera el ejemplo de otorgar los créditos en ese sentido, el concepto iría cambiando y sería más rápido cambiar el esquema.
El año pasado solo se pagaron los intereses de la deuda Ficafé y el Gobierno no dio la contraparte que le correspondía.
Siento que se ha satanizado la cuestión de Ficafé. Ahí hay un montón de productores que están trabajando sus fincas y son productores solventes. Hay un montón de fincas abandonadas, y eso es cierto, pero probablemente es porque se ha hablado tanto de la poca rentabilidad y del poco futuro que tienen los precios. Gracias a Dios que nos agarró una buena cosecha con un buen precio. Debería de haberse honrado la promesa, el convenio firmado. El Gobierno, en ese sentido, no ha hecho eco de los convenios firmados y no por eso nos vamos a sentar a llorar. Los productores tenemos que cambiar la mentalidad.
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