Escrito por Abraham Reyes.26 de Enero. Tomado de La Página.
Ayer por la tarde, mientras degustaba un espumoso sorbo de Fravolino, llegué a una conclusión, muy personal. Era algo que mi cerebro andaba rumiando desde hacia buen rato, así que No fue un gran descubrimiento, o una idea que se me subió con los vapores de la bebida que me trajo una amiga desde el pintoresco pueblecito de Varese en Italia, era solo un pensamiento sencillo.
Porque los hombres sencillos y sin letras, pensamos cosas poco profundas pero esenciales, para mantener activo nuestro cerebro cuando no estamos jugando Damas con los vagos de la calle.
Por las noches desde hacía, bastante rato venia leyendo el famoso libro que inspiro a J.J. Benítez a escribir “El testamento de San Juan”, es decir el entretenidísimo y adictivo libro de “Urantia.”
Después, El fin de semana pasado, me leí, completo solo por cultura general - o como dicen por allí, para que nadie me de paja- “El Origen de las especies”, de Darwin, y algunos ensayos de Marx y Engel (aburridísimos por cierto) y todo ello fue esbozando en mi mente un pensamiento, el cual expongo, para que los amables lectores de este periódico examinen y critiquen, como les parezca conveniente
Sin ser este servidor, un erudito en filosofía, como Parmenides, o un Teólogo de renombre, llegue a esta conclusión: La iglesia no inventó a Dios, como algunos piensan. Dios ha estado presente mucho antes que el mundo fuera creado, y el Hombre ha sabido de su existencia, mucho antes que aparecieran las primeras iglesias sobre la tierra.
La religión decía Marx, es el Opio de los pueblos. (El opio es una droga que adormece los sentidos) por tanto, según este pensador, la religión adormecía a los pueblos impidiéndoles el desarrollo y la exigencia de sus derechos, que como personas se merecen. En otras palabras la religión convierte al hombre en ganado pensante, o como decían de los empleados en el restaurante de comida rápida donde trabajé de mozo, en “recurso humano desechable.”
Pero Marx era materialista y ateo. Y el león juzga por su condición, Consecuentemente, solo miraba uno de los aspectos malos con que el hombre adultera, lo que debería ser inmaculado, la escuela donde se cultiva el espíritu a través de la religión, es decir, la iglesia.
Originalmente, la Iglesia no nació para adormecer a los pueblos, sino para enseñarles a los hombres que todos son hermanos y que deben Amarse, respetarse y apoyarse para prosperar. “Dando a Cesar lo de Cesar y a Dios lo de Dios”. Es decir, cultivar el espíritu, sin dejar lo material de lado, y cuando dice “dad a Cesar lo de Cesar…” no quiere decir aguanten y agachen la cabeza, porque si lo que Cesar necesita es una revuelta de judíos, pues a por él…
Porque iglesia y religión, no es lo mismo. Así como cristiano y evangélico son tan distintos como la Gimnasia y la Magnesia aunque la palabra tenga las mismas letras y confunda a muchos.
Iglesia es un grupo de personas que se congregan bajo una misma fé, y religión son las creencias, protocolo, rituales y reglamento que se llevan a cabo dentro de una iglesia.
Es un hecho comprobado, que hasta hoy, ninguna civilización atea ha prosperado, y son siempre los pueblos altamente religiosos los más prósperos y los que más huella cultural dejan tras su paso por el mundo.
Porque mis ojos en treinta años y algo mas, que llevo sobre la tierra, nunca han visto a un ateo haciendo obras de que beneficien a su semejante por mero altruismo, es decir, sin esperar un beneficio a cambio.
Según entiendo, el credo de quien no acepta la existencia de Dios es: Primero yo, segundo yo, y Tercero yo, porque como después de esta vida no hay otra, hay que disfrutarla sin pensar en los demás.
Casi siempre veremos ayudando al necesitado o haciendo buenas acciones a aquellos que creen en Dios y aceptan que hay una vida después de esta.
El ateo no cree en Dios, simple y sencillamente porque no lo puede ver, oír o tocar, Olvidando que muchas veces nuestros sentidos nos engañan y nos muestran un mundo de multiplicidad sujeto a cambios, en otras palabras, que cada quien vera lo que desea ver, o como dicen por allí que las cosas se ven de acuerdo al color de lentes que se pone el individuo, de modo que solamente se puede llegar a la verdad ignorando nuestros sentidos, cuando estos no responden a lo que la razón muestra como verdadero.
Solo porque un drogadicto, ve alucinaciones, no significa que estas son reales, de igual modo aunque el átomo sea invisible a nuestros ojos, es tan real como la explosión que destruyó Hiroshima y Nagasaki. Muchas veces, “el ser, no es; y el no ser, es.”
El ateo está seguro que hubo una civilización en Egipto, porque allí están las majestuosas pirámides, cree en los mayas aunque no los vea, porque allí están las ciudadelas resistiendo al paso de los siglos. Cree, porque mira los vestigios que quedaron, cree, porque puede ver la creación, y si le decimos que la simetría de las pirámides de Egipto y la precisa ubicación de estas con la constelación de Orión es casualidad, o producto de la erosión por el viento, dirá que no es posible, que es demasiado complejo para ser obra del azar.
Pero cada día cuando se levanta, niega la existencia de Dios, aun viendo la más perfecta creación de este ser, que para él es imaginario, una creación que funciona mejor que el más perfecto de los relojes, el ser Humano. El mismo que ve reflejado en el espejo, cada día después de una noche llena de pesadillas.
Todo el diseño universal, todas las leyes cósmicas son tan perfectas, exactas y puntuales, que prácticamente resulta imposible que se hubiera formado todo lo existente por puro azar o casualidad. ¿Por qué El Hombre, debería ser obra de la casualidad y las pirámides no?
Amigo ateo, Y si caminando por el bosque te encontraras una computadora, ¿pensarías que es producto de la casualidad, y que diferentes materias como hierro, silicio, caucho y otros, se combinaron a través de millones de años para poner frente a tus ojos un producto terminado?
¿Y no es más complejo el cerebro que la más avanzada computadora?
¿Qué es el pensamiento? ¿Puedes verlo? ¿Que pasa con él cuando morimos?
Un poco de conocimiento, llámese filosofía, o ciencia alejara siempre al hombre de Dios, pero mientras más se sumerja una persona en el inmenso mar de la sabiduría humana, mas vacios ira encontrando, porque una respuesta siempre lleva a otra pregunta y al final terminara aceptando una verdad incuestionable:
“Si hay una obra debe haber un creador.” las cosas no aparecen de la nada solo porque si.
Ya lo dijo El rey David en el salmo 19 “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.”
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