Hay bandas de inspectores y sujetos pagados por entidades internacionales vigilando que no se les dé trabajo a los jóvenes. Prefieren que vayan a la calle, que se queden sin futuro
04 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
iento cuarenta mil jóvenes, se nos dice, ni estudian ni trabajan, lo que los vuelve proclives a la delincuencia además de no tener ni presente ni futuro.
Estos "ni-nis" deben pesar sobre la conciencia de todos, además de hacernos valorar la buena fortuna de los que estudiamos, trabajamos, construimos y formamos familias. A cada uno nos toca, de tener la oportunidad, ayudar a jóvenes a aprender, a ser responsables, a ir saliendo del agujero negro en que se encuentran.
Hacemos aquí un paréntesis: contribuir a la educación de los niños y jóvenes de El Salvador ha sido uno de los anhelos que vienen alentando nuestra labor desde hace setenta y cuatro años. Ese ideal y propósito nos llevó a crear las páginas educativas de Guanaquín, el Trabajo Social Estudiantil, la Operación Red y la muy puntual asistencia que damos a la Escuela Francisco Gamboa, reconstruida después de los terremotos del 2001 con nuestros fondos.
Dicho esto, pasamos a otro aspecto del problema: hay una serie de regulaciones y exigencias estatales y laborales que impiden enseñar a jóvenes y darles trabajo como aprendices. Son incontables los casos de empresas, agroindustrias, pequeños artesanos, dueños de negocios y señoras de tiendas y talleres, a quienes se amenaza con sanciones por dar trabajo a jóvenes.
O puesto en otra forma, al lado de sangrar el corazón por los jóvenes sin trabajo, hay bandas de inspectores y sujetos pagados por entidades internacionales vigilando que no se les dé trabajo a los jóvenes. Prefieren que vayan a la calle, que se queden sin futuro, que se conviertan en delincuentes, a que puedan trabajar "aunque sea por la comida".
Hay que pensar y pensar sin prejuicios
Aquí no se permitió la creación de doce mil puestos nuevos de trabajo porque el Ministerio rehusa autorizar horarios flexibles. "Mejor que se queden en la p--- calle", a que las augustas regulaciones laborales se adapten a la realidad humana de un país.
En adición a esto, es un error creer que la única manera de educar jóvenes, niños o adultos es en escuelas, colegios y centros de estudio. Puede ser lo mejor, pero no necesariamente la sola opción; se aprende en la escuela pero también en el taller, en el trabajo, haciendo cosas. Y puede aprender mejor alguien al pie de un artesano que le enseña a hacer cosas con sus manos, a estar en un aula con un maestro que se propone indoctrinarlo y convertirlo en carne de cañón de inconfesables movimientos.
Es oportuno que el grave problema de los "ni-nis" se exponga, pues saber que está allí es iniciar acciones para asistir a estos jóvenes. En la conferencia sobre estos temas desarrollada recientemente, el ex vicesecretario de Educación de México, don Miguel Székely, toca esos temas y, lo más importante, nos deja mucho para pensar.
Hay que pensar sin prejuicios, sin estar amarrado a patrones educativos y laborales, pensar partiendo de las buenas experiencias de otros países en circunstancias similares, como fue el aprendizaje y el trabajo de los jóvenes en la Alemania de la posguerra.
Muchas buenas ideas sobre cómo sacar del estancamiento a los jóvenes de los guetos urbanos expuso el finado Jack Kemp, congresista y promotor de un mercado libre como la primera cura del desempleo. Es fundamental moverse…
elsalvador.com :.: Cada uno debe rescatar a por lo menos un "ni-ni"
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