Sr. Director Diario Co Latino
Lic. Francisco Valencia
Presente.
Además de saludarlo, respetuosamente me quiero referir a la Opinión vertida por la Licda. Norma Guevara de Ramirios, publicada en su prestigiado periódico, en la edición correspondiente al Lunes 8 de Noviembre de 2010, bajo el titular ¿Por qué se oponen a mejorar pensiones y salarios?
Si la pregunta se refiere a las posiciones vertidas por las cúpulas empresariales y sus genuinos representantes en la palestra política, equivale a decir, ARENA y la derecha Legislativa y por supuesto los medios de comunicación tradicionalmente anti trabajadores, la respuesta es simple: ¡Siempre lo han hecho! y su posición tiene a la base, la histórica voracidad económica que es incapaz de visualizar los beneficios que implica la mayor capacidad de compra de los trabajadores y trabajadoras, lo cual por un lado, dinamiza la economía y por otro, mejora las condiciones de vida de la clase que produce la riqueza y consecuentemente, las utilidades para los patronos son cada vez mayores.
Su voracidad busca más consumidores pero no por la vía de mejorar los salarios y pensiones, sino por cualquier otra vía, remesas por ejemplo. Es más, esperar que ellos cambien su idea sobre las pensiones y los salarios, es como pedirle lágrimas a una piedra. Los ejemplos sobran: Ahora mismo quisieran que se aumente la edad para pensionarse porque de esa manera se aseguran, acaparar más cotizaciones con las cuales están haciendo negocios lucrativos y que el pensionado o pensionada, agote su esperanza de vida antes de disfrutar de esas pensiones.
Sin embargo, sectores expectantes por los cambios cuestionan seriamente la propuesta hecha por Casa Presidencial, en los aspectos siguientes:
a) Todo el mundo conoce por experiencia el comportamiento del mercado especulativo y lo tenemos a la vista en los frijoles, la harina, el combustible, las verduras, los medicamentos, etc., sin que autoridad alguna lo controle realmente, por lo tanto, el sólo anuncio del incremento de salarios y pensiones a un sector de la población, dispara automáticamente los precios, reduciendo el valor adquisitivo de la moneda en proporción igual o mayor del efecto de dichos aumentos;
b) Los efectos de la inflación recaen sobre todos los consumidores y consumidoras y por lo tanto, dejar un sector de la población si dicho incremento en los salarios o las pensiones, es un DOBLE CASTIGO y ese es el caso de los pensionados y pensionadas, que a pesar de la Ley que regula esta materia, estableciendo que las pensiones deberán ser recalculadas anualmente, la propuesta presidencial limita el beneficio del incremento hasta el valor de $ 208. Esta medida de incrementar las pensiones más bajas hasta el valor actual del Salario mínimo, pierde todo efecto positivo cuando el salario mínimo de los empleados públicos queda establecido en $ 300.
Por lo tanto, para lograr el efecto de justicia social y económica que se argumenta, lo correcto sería llevar las pensiones mínimas a $ 300 y el resto de pensiones entre $ 300 y $ 1,000 hacerles el incremento equivalente al que se hace a los empleados públicos activos.
Consecuentes con el planteamiento anterior, los empleados de la empresa privada también deben recibir incrementos salariales equivalentes a los otorgados a los empleados públicos y pensionados, para que no carguen en sus espaldas el obligado efecto inflacionario injusto y discriminatorio. Que la empresa privada va a brincar –como siempre lo han hecho-, simplemente hay que hacerlos entender que son los beneficiarios directos de la dinamización de la economía y que ya no están en los siglos pasados, que sólo cosecharon y cosecharon, sin sembrar, sin invertir.
De paso hay que decir, que esos argumentos de que un pensionado puede vivir con el 70% del salario de un trabajador activo, es un argumento engañoso y mezquino creado y defendido por los que siempre se han negado a reconocer el derecho a una pensión digna, porque sus parámetros son: “Tanto produces, tanto vales, estás pensionado, NADA VALES”. Igualmente mezquinos son los argumentos esgrimidos por algunos funcionarios de que no hay dinero, que son millonarias cantidades, etc., son en esencia tan falaces, engañosos y mezquinos como los esgrimidos por las cúpulas empresariales y sólo reflejan falta de credibilidad y voluntad.
Es por todo lo expuesto que considero que el FMLN debe analizar muy bien esta propuesta. No se trata de descartarla. Se trata de mejorarla en el sentido de que los trabajadores y trabajadoras en general y los pensionados y pensionadas, sintamos un poquito de alivio, especialmente cuando nuestros ingresos están por debajo del costo real de la canasta básica.
San Salvador, 09 de Noviembre de 2010
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