Hasta el momento, no hay signos visibles de quebranto institucional por efecto de la referida alternancia, y mantener la normalidad es clave para el beneficio de todos, y en especial del proceso mismo.
Escrito por Editorial.14 de Diciembre. Tomado de La Prensa Grafica.
Las proyecciones sobre el comportamiento económico regional el futuro inmediato han dado un giro hacia terreno positivo, según lo previsto por la CEPAL, como dicho organismo acaba de darlo a conocer. En lo que a El Salvador se refiere, aunque se mantiene el dato negativo para el cierre de 2009, las perspectivas de crecimiento en 2010 se están calculando en un 2%, lo cual sería realmente alentador de cara al desempeño subsiguiente. Y esto se augura en conexión con los signos recuperadores que ya va mostrando la economía estadounidense y en relación con el ambiente básicamente constructivo en el que se están moviendo, pese a los forcejeos puntuales, las relaciones entre el Gobierno y los distintos actores políticos y económicos del país.
El momento, pues, se vuelve aún más propicio y determinante para impulsar eso en lo que hemos venido insistiendo de manera sistemática: la construcción de entendimientos amplios en ruta hacia una verdadera agenda nacional, en la que estén consideradas cuestiones fundamentales como la activación permanente de la economía, la reforma modernizadora del Estado, el establecimiento definitivo del régimen de libertades, la institucionalización política, las líneas maestras de la inversión social y las políticas permanentes sobre el financiamiento y el gasto públicos, entre otras.
Como estamos aún en la atmósfera de la crisis, el ambiente es más sensible que nunca a los estímulos y a los desestímulos, y por eso hay que poner especialísimo cuidado en todos los movimientos que se den, tanto desde el Gobierno como desde los sectores privados. Hacer todo en armonía básica es ahora mismo un mandato de la realidad.
CONSTRUIR ENTENDIMIENTOS SÓLIDOS
Toda la experiencia acumulada nos enseña, o debería enseñarnos, que nadie por su sola cuenta es capaz de enfrentar con éxito los grandes problemas nacionales, y mucho menos hallarles las soluciones efectivas. Esto hay que subrayarlo especialmente en las circunstancias actuales, cuando hay una alternancia política en marcha. Hasta el momento, no hay signos visibles de quebranto institucional por efecto de la referida alternancia, y mantener la normalidad es clave para el beneficio de todos, y en especial del proceso mismo.
Acaba de iniciar su trabajo el Consejo Económico y Social, convocado por el Gobierno, con representación de los sectores sociales, empresariales, sindicales, académicos y gubernamentales, y el desafío inicial y vital es hacer que dicha instancia funcione de veras, como debe ser en estos tiempos tan necesitados de acuerdos básicos. Ahí habría que probar no sólo las voluntades de los sectores sino también, y decisivamente, las capacidades prácticas de generar los debidos consensos. Más que buscar de entrada grandes acuerdos en bloque hay que ir elaborando el tejido de los entendimientos específicos.
El país ya tuvo su primera gran experiencia de consenso con el Acuerdo de Paz, y a partir de ahí nada es irrealizable. Lo que se requiere, como base, es un doble compromiso: con la racionalidad y con la realidad. Después de todo lo que hemos pasado y superado, esos compromisos son perfectamente asumibles por todos. Y las condiciones actuales, por su propia complejidad, traen renovados incentivos para hacerlo.
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