Conocimiento light

Escrito por Luis Armando González.02 de Diciembre. Tomado de Contra Punto.

El conocimiento está padeciendo las arremetidas de lo light y en algunos casos está siendo doblegado por las mismas.

SAN SALVADOR-Vivimos en una era en la cual lo “light” cobra carta de presencia predominante en distintas actividades humanas: desde la alimentación hasta los deportes, todo debe ser suave, ligero, sin tensiones, de fácil realización… La idea es que la felicidad –identificada con el bienestar— debe ser algo a lo que se llega sin dolor, con el mínimo esfuerzo.

Esta búsqueda de lo ligero –de lo light— como estilo de vida no se ha quedado sólo en el ámbito del consumo o los deportes, sino que se ha trasladado a un terreno que por definición debería estar vacunado en contra ello: el terreno del conocimiento. Pero también el conocimiento está padeciendo las arremetidas de lo light y en algunos casos está siendo doblegado por las mismas.

Veamos algunas manifestaciones o síntomas de ellos. En primer lugar, está la renuncia a hacerse cargo de la realidad, con sus tensiones, contradicciones y conflictos. Qué diga la realidad –referente fundamental de cualquier proceso de conocimiento— se convierte en algo irrelevante, porque los esfuerzos del conocer se reducen a juegos verbales de los cuales se busca que sean lo más inofensivos posible.

Y ese es el segundo síntoma de la invasión de lo light en el conocimiento: el miedo a las palabras y a su significado profundo. Porque como de lo que se trata no es de conocer, sino de elaborar discursos que satisfagan a quienes tienen poder. La asepsia verbal se convierte, así, en un objetivo en el que se ponen los mejores empeños.

Expresiones como “problemas estructurales”, “oligarquías”, “voracidad empresarial”, “globalización neoliberal” son vistas como expresiones políticamente incorrectas, que deben ser reemplazadas por otras más “suaves” y “ligeras”: problemas  estructural = “problemas de difícil solución”; oligarquías = “grupos influyentes”; voracidad empresarial = “éxito en los negocios”; globalización neoliberal = “capitalismo de última generación”.

En tercer lugar, la búsqueda frenética de la moderación. Y es que en una contexto en el que predomina lo light, los radicalismos y extremismos están fuera de tono –aunque ser extremista y radical no es algo definitivo, pues depende de cuánto se avance en el camino de la moderación: el moderado de ayer puede pasar a convertirse en un radical y extremista ahora, si no sigue a quienes van adelante en el camino de la moderación—.

Es decir, se tiene que se ser moderado para no desentonar. Obviamente, no hay límites a esa moderación, porque lo que ayer era moderado ahora ya no lo es –ahora es radical y extremo—  lo que es moderado ahora seguramente no lo será mañana, por lo que hay que estar prestos a cambiar de postura (y de discurso), para no quedar desfasado con las veleidades y gustos del momento.

Al final, lo que se tiene es una volatilidad permanente en las opiniones, un ir y venir de una postura a otra –sin importar que sea la contraria— en juego verbal ajeno a los dinamismos de la realidad, en el que lo que importa son las simpatías que se puedan conquistar y las relaciones de poder que se puedan forjar.

Conocimiento light