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2010/12/18

LPG-Panamá, envidia de la buena

Panamá está en un boom extraordinario. Las grúas que se ven en los techos de los edificios trabajando en construcción de nuevos rascacielos son incontables.

Escrito por Rafael Castellanos.18 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

“Panamá vive un boom extraordinario que da envidia de la buena. Además del canal, las razones detrás de su éxito son estabilidad, trabajo duro, pragmatismo, políticos que trabajan más para el país y menos para ellos.”

Me dio una reminiscencia, en menor escala, de la primera vez que visité Pekín, la capital de la República Popular China, en que se decía que el ave de la ciudad era la grúa. Había tantas de ellas que no lograban contarse fácilmente y hasta provocaron escasez en el mundo. Tanta grúa, tanta construcción, solamente significa progreso patente, visible y crecimiento económico importante.

El dinero moviéndose se siente en el ambiente. Los centros comerciales están repletos de gente comprando; están presentes algunas de las marcas más exclusivas del mundo, como en las grandes ciudades cosmopolitas, los grandes nombres de lujo y los productos de consumo popular se mueven igualmente.

Los hoteles están llenos de gente de negocios y turistas, así como sus salones de conferencias. Cuesta conseguir reservaciones. Los precios de hoteles de cinco estrellas son de $265 para arriba, en tarifa corporativa, más altos que en el resto de Centroamérica. Siempre hay nuevos restaurantes abriendo y tanto nuevos como los anteriores se ven llenos, las calles están a reventar y en todos lados abundan los buenos carros.

Aterrizando en Albrook se ven grandes lotes aledaños al canal con centenares de contenedores que mueven mercadería que llega o que sale y que va de un océano a otro por ferrocarril, el otro corredor logístico a la par del canal. Toman mercadería en el Pacífico, la transportan en plataforma de tren al Atlántico, en donde la ordenan y clasifican y la recogen barcos de distintas banderas para llevarla a diferentes puertos del mundo. Esos barcos también dejan mercadería para trasladarse al otro océano en ferrocarril.

Lo mismo sucede del Atlántico al Pacífico. El flujo de los barcos que no cruzan el canal es un importante rubro de negocios en sí y genera mucha actividad económica alrededor.

Según Alberto Alemán, CEO de la Autoridad del Canal, en discurso en CEAL, debiéramos hacer en El Salvador y Honduras un centro logístico y distribución usando a Puerto La Unión en el Pacífico, construyendo el canal seco, que debe ser ferrocarril, no carretera, para ser competitivos, a Puerto Cortés en el Atlántico. Y alrededor de ese canal seco, desarrollar zonas francas que promuevan el comercio y la inversión para exportaciones de orientales a Estados Unidos y de estadounidenses a Asia. Dice que eso no sería necesariamente competencia para Panamá, que sería un complemento, que entre más y mejor sea el desarrollo logístico de la región, es mejor para todos, el negocio crece, la región se vuelve más interesante para los inversionistas y el comercio internacional.

La tendencia del comercio mundial es a mover la carga en contenedores, en los grandes barcos llamados Post Panamax, que llevan de dos a tres veces los contenedores que los llamados Panamax, reduciendo el costo de transporte considerablemente. De eso se trata la competitividad.

El progreso de Panamá se atribuye al canal y las zonas revertidas, la considerable riqueza que Estados Unidos dejaron al vencer el comodato de 99 años del canal y hay razón en ello. Pero si los panameños fueran de otra forma, aquello sería un canal en decadencia, mal cuidado, latino, como muchos predijeron equivocadamente que sería.

Lo mejor que los estadounidenses dejaron fue cultura de trabajo, pragmatismo, emprendedurismo y el sentido de lo indispensable de la estabilidad para crecer económicamente, de la confianza necesaria para que explote la economía.

La inversión extrajera directa sigue fluyendo como lluvia tropical a bienes raíces, desarrollos turísticos, nuevos proyectos de agricultura sofisticada, etc.

La percepción que se tiene es que allí, a diferencia de otros países, es que los políticos trabajan más para el país y menos para ellos. En parte es la razón detrás de la estabilidad política que disfrutan, parte de la razón de su éxito, que da envidia de la buena.

Panamá, envidia de la buena

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