LPG-¡Otra vez la pólvora!

 Escrito por Mauricio Chacón.24 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.

chaconmauricio@yahoo.com

Eran cerca de las 7 de la noche cuando recibí una llamada en mi teléfono celular. Del otro lado de la línea estaba mi esposa perdida en llanto porque había visto convulsionar a Chako, nuestro perro.

Al llegar a casa se abrió el debate familiar sobre la convulsión del animal, entre búsquedas en internet y llamadas a amigos el animalito reaccionó y me insinuó que quería hacer su habitual recorrido por el vecindario, ahí me di cuenta de que el problema no era tan grave. Según mis hijos la convulsión fue por haberlo llevado a un desfile en donde había muchos cohetes y lo cierto es que la pólvora ni para los perros es buena.

Prácticamente ya estamos en las fiestas de fin de año, estamos listos a celebrar la Navidad y después el Año Nuevo con toda su alegría, sinónimo de explosivos y ruido: tambores, parlantes y pólvora. Hasta cuándo vamos a entender que la quema de pólvora es una mala práctica que lo único que trae es dolor y gastos innecesarios tanto para las personas que literalmente queman su pisto y para el Estado, que tiene que invertir mucho dinero para curar a las personas afectadas, debido a las quemaduras o por las enfermedades respiratorias. Sé que este no es un tema fácil de abordar, el debate siempre genera pasiones entre las personas que se aferran a la tradición o las personas que se oponen a esta práctica. Lo cierto es que la regulación de la quema de pólvora debe comenzar, de lo contrario seguiremos viendo tristemente la misma historia de todos los años: niños quemados.

Las alertas ya se encendieron, a la fecha son más de 15 niños quemados (casos conocidos) que seguramente tendrán una amarga Navidad, así como los padres de estos que tendrán que dedicar parte de su presupuesto para celebrar el nacimiento del Niño Dios en medicinas y atenciones médicas. En hora buena ya se dieron los primeros pasos, regular los morteros de gran tamaño y otros productos pirotécnicos peligrosos, pero esto no debería terminar ahí, se debería cortar de raíz el problema.

Tanto la Policía Nacional Civil como el Ministerio de Salud comienzan a alertar para evitar quemados por la manipulación de la pólvora, y a controlar su venta. Los bomberos y algunas organizaciones están listos para socorrer. La preocupación se centra en los incendios y en las personas quemadas, entre los cuales están principalmente los niños y quienes manipulan los explosivos. Sin embargo, pasan inadvertidos los daños al sistema auditivo, y ya no digamos los efectos que causa el ruido en diferentes funciones del organismo y en el medio ambiente.

No pretendo ir en contra de la cultura, estoy convencido de que ver quemar pólvora genera una sensación agradable; pero estoy más que seguro de que los efectos de la pólvora en la salud y en el medio ambiente son peores. Albergo la esperanza de que los legisladores y las autoridades serán más responsables, o que la población los hará más responsables. ¿Cómo es posible que en un país como el nuestro, con una economía doméstica maltrecha, nos demos el lujo de quemar el pisto?, mientras muchas madres solteras y hogares realmente pobres luchan por sobrevivir a diario. Que esta Navidad sea motivo de alegría y ojalá la última con niños quemados.

¡Otra vez la pólvora!