Escrito por Ricardo Antonio Ibarra Manzanares.03 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
ricardoibarra2005@hotmail.com
De todos es sabido que nuestro transporte público debe de modernizarse y adecuarse a los tiempos que vivimos. No se puede concebir en pleno siglo XXI un transporte tan desordenado, como lo demuestra que los conductores de las unidades hacen paradas donde se les antoja, provocando congestionamientos, accidentes y el alto riesgo de bajar pasajeros en cualquier punto.
El trato que se le da al pasajero es indignante, al cual se le somete a los ruidos estridentes que le llaman música, provocando mayor estrés en los viajeros.
Además, debe agregarse que la mayoría de las unidades de transporte está en mal estado y hasta se convierten en un atentado para la salud de la población, comenzando por la gran cantidad de humo negro que emanan, lo cual afecta al medio ambiente. Y ante eso parece que no existe ninguna autoridad competente que le pueda poner un alto, a pesar de que existen leyes que lo prohíben expresamente.
Pese a estas situaciones que describo, resulta curioso que los empresarios de buses estén haciendo presión para subirle el precio a la tarifa, aduciendo que ya no es rentable el negocio. Si esto es así, por qué no le dan la oportunidad a otros empresarios que sean capaces de retomar ese negocio y puedan poner en circulación otras unidades en mejores condiciones y con un personal seleccionado, que inspire confianza y seguridad a los pasajeros.
Si tuviéramos un transporte público con las características mencionadas, seguramente la población no se opondría a sacrificarse aceptando un aumento racional, apegado a la situación económica que vive el pueblo salvadoreño. Y de no poder resolver ese problema del transporte público, entonces lo más indicado sería que el Estado se hiciera cargo de administrar el transporte público.
La verdad es que algo tiene que hacerse para beneficiar a la porción mayoritaria del pueblo salvadoreño que usa ese sistema de transporte.
Ya es tiempo de que vayamos pensando en la alternativa de un transporte amigable con el medio ambiente, como podría ser la reactivación del ferrocarril y el diseño de un tren eléctrico que pueda transportar grandes cantidades de personas de los lugares más populosos del Gran San Salvador.
Para comenzar con algo se debería promover el uso de la bicicleta y lanzar campañas de respeto y consideración a los ciclistas, de esta forma podríamos promover un medio ambiente más sano y libre de contaminación y una población salvadoreña más saludable.
Para fomentar el uso de la bicicleta, en primer lugar, las autoridades deben de implementar disposiciones en donde se sancione sin compasión a los automovilistas y buseros que irrespeten a los ciclistas; asimismo, se deberían definir tramos específicos para la circulación de las bicicletas y con ello estaríamos dando un gran paso para la descontaminación de nuestra atmósfera y al mismo tiempo iríamos disminuyendo la dependencia del petróleo, de la cual somos víctimas los países que carecemos de ese importante recurso no renovable.
Se debería comenzar implementando el uso de la bicicleta en aquellos lugares donde la topografía es plan. Sería cuestión de ir seleccionando los lugares apropiados y promover una intensa campaña a escala nacional.
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