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2010/12/21

LPG-La demolición de los prestigios

 Escrito por Geovani Galeas.21 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
geovanigaleas@hotmail.com

Desprenderse del radicalismo ortodoxo equivale a salir de la catacumba sectaria, y enfrentarse al aire libre donde la luz del sol pone saludablemente al descubierto los medios y los fines. Pero para un partido, ese paso supone una corrección basada en el debate y el consenso, acuerdo de la mayoría. No puede ser el resultado de meras disposiciones administrativas de la dirigencia, como la depuración del padrón partidario. Es imposible imponer un viraje de tal naturaleza sin pagar costos fatales.

El FMLN ha entrado en esa situación, y a ese tema he dedicado mis últimas columnas. Siendo esa agrupación el partido en el gobierno, sus problemas afectan a toda la sociedad. Lo mismo hice cuando ARENA entró a la crisis divisiva que la puso al borde del colapso, al punto que incluso publiqué un libro sobre el asunto. Lo digo porque algunos lectores de izquierda, interesados en ventilar en público pero en exclusiva el problema del FMLN, parecen no recordarlo.

Inicié esta serie de artículos advirtiendo que la derecha bien podría guardarse sus críticas hacia el gobierno y el FMLN, dado que esa labor la hace de manera más constante, feroz y eficiente la izquierda misma. Se trata de un retroceso. En los años setenta, quien lanzó las primeras calumnias contra las guerrillas revolucionarias fue el partido comunista. En respuesta, nadie había hecho contra ese partido acusaciones tan graves como las que hicieron esas guerrillas. En aquella disputa todo mundo resultaba señalado como traidor, agente del enemigo.

Al cumplir el FMLN su primer año en el gobierno, la derecha lanzó una campaña en la que resumió sus críticas en la palabra “incapaces”. Eso fue un pétalo de rosa comparado con el balance que sobre el estado y la gestión de ese partido presenta ahora la izquierda. Dos antiguos efemelenistas pasados a la disidencia, el padre Mauricio Merino y el doctor Orestes Estrada, condensan ese balance en un documento difundido por radio y periódicos digitales (www.migenteinforma.org), del que cito dos párrafos:

“Cuando desde hace varios meses hemos hecho críticas severas sobre el comportamiento político, social, ético y moral de la cúpula del FMLN, y hemos dicho que lleva al partido en el sendero de la desgracia hacia la derecha, y que la dirigencia tiene hoy carácter contrarrevolucionario, y que al ejercer ésta sobre el partido una dominación inescrupulosa, está convirtiéndolo también en un aparato contrarrevolucionario, hemos tenido la entera, absoluta y hoy innegable razón. Sólo una cosa no habíamos dicho: que la cúpula es un grupúsculo de oportunistas y cínicos sin retorno”. Sobre la gestión en el gobierno señalan:

“Lo que desnuda a la cúpula del frente es su conducta frente a los problemas del pueblo. Son hoy los capataces contra los empleados y trabajadores. Han profundizado la ineptitud, incompetencia e indignidad de las instituciones del Estado. Han profundizado la injusticia estructural salarial en las entidades del gobierno. Han profundizado la conflictividad entre trabajadores y patronos inclinándose al lado de éstos últimos (...) Han profundizado el incremento de los precios de los productos de consumo básico. Han profundizado el incremento de los costos de los servicios públicos. Han profundizado y consolidado la arbitrariedad, explotación laboral y despojo de las empresas transnacionales”.

Hasta ahora la dirigencia del FMLN ha dado respuestas indirectas y vagas a esas críticas desde la izquierda. Pero, en la medida en que la campaña electoral se acerca, tendrá que romper el silencio y contraatacar. Como en los años setenta saldrán a relucir las consabidas citas leninistas de “el izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”, y como en aquellos años el “debate ideológico” será la hoguera de todos los prestigios.

La demolición de los prestigios

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