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2010/12/09

LPG-Editorial-La desconfianza prevalece, con todo su poderde erosión

 En estos días se ha dado el escandaloso destape de Wikileaks, con un ramalazo sobre El Salvador. Lo que aparece en esos correos diplomáticos reservados que un hacker ha hecho circular por el mundo es una especie de pequeña antología casual de las desconfianzas a las que venimos haciendo referencia.

Escrito por Editorial.09 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

De manera sistemática hemos venido insistiendo en la necesidad de crear condiciones para que la confianza gane terreno en nuestro ambiente, plagado de recelos, suspicacias, temores y ansiedades. Aunque el discurso político usual quiere hacer creer que se trata de problemitas coyunturales entre fuerzas o intereses de las mismas, lo cierto es que la atmósfera nacional está enrarecida por todos esos influjos negativos, derivados en buena medida de que nadie tiene confianza en nadie, ni siquiera dentro de los mismos bloques que supuestamente responden a líneas ideológicas y estratégicas propias.

Es claro que nuestra evolución democratizadora no ha sido capaz, hasta la fecha, de educar suficientemente a las distintas fuerzas que se mueven en el tinglado del país, dentro de una lógica de armonía básica y de normalidad interactiva. Continúan circulando muchos fantasmas de antaño, alimentados por aquellos que se resisten a modificar sus hábitos arraigados en la época anterior, es decir, en la época del conflicto histórico que desembocó en la guerra revolucionaria. En el ámbito político, la retórica imperante recuerda a cada momento a la que circulaba en aquellos entonces; y esa retórica responde a actitudes predominantemente antidemocráticas.

Desde luego, no se puede avanzar ni prosperar en la debida forma si hay un clima de desconfianza que lo contamina todo. Se dan algunas iniciativas que parecieran ir en la línea de propiciar entendimiento, como por ejemplo la constitución del Consejo Económico y Social, pero las evidentes dificultades para que una iniciativa como esa tome impulso de realidad demuestran que hay grandes resistencias para entrar en una fase de comunicación directa y productiva entre sectores. Vivimos atados al viejo trauma de la sospecha; y con esa carga a cuestas es casi imposible enfrentar de veras y con posibilidades reales de éxito la compleja problemática nacional.

En estos días se ha dado el escandaloso destape de Wikileaks, con un ramalazo sobre El Salvador. Lo que aparece en esos correos diplomáticos reservados que un hacker ha hecho circular por el mundo es una especie de pequeña antología casual de las desconfianzas a las que venimos haciendo referencia. Nada de lo que ahí se revela es nuevo, ni mucho menos novedoso. Puede por supuesto ser opinable, justamente porque se trata de opiniones, pero el trasfondo sombrío es la cruda desconfianza de la que estamos haciendo mención, la cual, por lo visto, ha llegado a niveles inverosímiles, que nos ponen en condición lindante con el surrealismo.

Más allá del carácter incidental de esto que hoy se destapa, lo que nos interesa destacar, en el ámbito de una sociedad congestionada de dudas y de resquemores, como la nuestra, es la necesidad imperiosa de irnos moviendo de manera responsable y visionaria hacia un espacio de convivencia en el que puedan integrarse de manera efectiva las distintas expresiones de la seguridad: la seguridad política, la seguridad institucional, la seguridad jurídica, la seguridad ciudadana, como las más relevantes. De no hacer a tiempo la corrección de rumbo indispensable, tendremos crisis para largo, con todas las consecuencias desestabilizadoras que ello acarrea.

Resulta imperativo cambiar las actitudes de los diferentes actores que juegan en el escenario nacional. Alguien tiene que dar el ejemplo, y ese alguien es el Gobierno, en sus diversas ramas. Generar y difundir confianza es tarea fundamental para que todos salgamos adelante.

La desconfianza prevalece, con todo su poderde erosión

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