La balanza es sinónimo de justicia, juicio y equidad, pero al tratar de llevar a la práctica su propósito en nuestro país y hacer valer sus fines, se capta que el equilibrio de contrapesos no funciona como lo pretendemos, porque la mano del hombre maniobra situaciones a su favor, con mayor razón en temas políticos.
Escrito por Eduardo Rohde Schell.17 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
Esto es advertible en la vida nacional. Al sopesar platillos de una hipotética balanza, el aparato estatal crece desmedidamente e ignora valoraciones juiciosas en lo económico, en contradicción con recomendaciones de austeridad.
El rasero laboral, aplicado en el Gobierno, no es equitativo, prevalecen siempre las preferencias políticas. Se ignora, el conceder puestos por vía cualitativa y escalafonaria. Con suma facilidad se incrementan los salarios y las bonificaciones. Existen jugosos aguinaldos (el sector privado, en esta prestación, tiene un techo de 18 días que necesita revisión).
Al colocar en un plato de la balanza al sector privado, se advierte que soporta una carga desigual, a pesar de ser generador de recursos que nutren al Estado para que dispongan de ellos los burócratas, a veces con poca responsabilidad, y, de constituir, auténtica “fábrica de empleos” —como lo enfatizó el empresario Roberto Murray Meza—, se encuentra en clara desventaja, porque, además de sortear los embates de la crisis económica, es objeto de imprevistos gravámenes, presiones sindicales y prejuicios originados por el tradicional resentimiento de políticos radicales. Es verdad que existen malos empresarios y elusión de impuestos, pero para ello hay controles y sanciones, sin tener que generalizar.
El incremento de salarios estatales y nivelación de pensiones para 2011, aunque es un paso bien recibido, ejerce presión y compromete al sector privado a aplicar similar medida en un plazo no distante.
Al enfocar el tema de la seguridad, la población percibe que los niveles de delincuencia son altos. Se esperaban cambios a corto plazo en esa estructura y en otras de accionar deficiente. Tomémosle la palabra al presidente Mauricio Funes, quien afirmó que es necesario realizar cambios para darle oportunidad a otras personas con nuevas ideas y nuevos bríos.
A propósito del equipo que trabaja en Seguridad, la balanza adolece de virtud equitativa, no solo para dilucidar problemas internos, también en su interrelación general. Ministro de Justicia, director de la Policía Nacional Civil, director del Organismo de Inteligencia del Estado son de una misma extracción política. De la inspectora general, Zaira Navas, ignoramos su procedencia.
Existen otros desbalances. En la Corte de Cuentas de la República persiste el monopolio partidista. La fiscalización de los dineros públicos debe estar en manos neutrales.
¿Por qué el trato jurídico dado por ciertas juezas a LA PRENSA GRÁFICA ha estado orientado a proteger a un menor delincuente y no al derecho prioritario de la información, pilar de la democracia? Agregamos a lo anterior unas interrogantes: ¿cuándo serán nombrados los designados a la Presidencia de la República?, ¿por qué su tardanza? Cuando sustituyeron al primer mandatario no se dio la situación de que este desautorizara decisiones tomadas durante su ausencia; asimismo, si funcionaran los concejos pluralistas, ¿esto se efectuará con gradualidad para evitar que se den casos de “torres de Babel” políticas?
En el país abundan situaciones que quisiéramos colocar en una balanza, para que la justicia prevalezca.
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