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2010/12/04

EDH-El recurrente tema del aborto

 Carlos Mayora Re.04 de Diciembre.Tomado de El Diario de Hoy.

El artículo 1 de la Constitución es claro: "El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado (…). Asimismo reconoce como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción".

La primera parte, prácticamente no tiene oposición, pero eso de que se "reconoce como persona humana a todo ser humano", y, todavía más: "desde el momento de la concepción", no alcanza consenso.

La clave es el estatuto ontológico del recién concebido. Quienes piensan que no es persona humana, o condicionan su dignidad, lucharán recurrentemente por modificaciones legales, pues parecen considerar que el derecho dicta la realidad, y no al revés, como los que pensamos que la realidad legitima el derecho.

Los partidarios de la despenalización raramente acuden a argumentos científicos (genéticos y biológicos, específicamente), pues no se ajustan a la interpretación de lo que para ellos es el embrión. Echan mano de galimatías jurídicos, sociológicos o psicológicos, pero pocas veces se asoman a la biología.

Sin embargo, la ciencia ha descubierto que los organismos vivos se especifican y diferencian por su genoma, por su código genético, y resulta que ya desde el primer momento el recién concebido se adscribe no sólo a la especie humana en virtud de su patrimonio genético, sino que es único entre sus congéneres.

Como tampoco saben mucha embriología los que piensan que el habitante del seno materno se "construye" como un agregado de material biológico, cuando en realidad es un ser humano que se desarrolla: es una unidad de auto organización dinámica.

A veces se sirven de argumentos sociológicos: fundamentan el estatuto de persona en el reconocimiento y aceptación de los padres; de tal manera que si ellos no quieren prescindir del hijo recién concebido, por respeto a su libertad, sería delito el aborto, pero si no desean que viva, también por respeto a su libertad, habrá que permitir, legalmente, que se interrumpa el embarazo.

Los argumentos sentimentales también son populares, pero en discusiones serias no tienen cabida, pues tienen peso en la plaza pública, pero no entre legisladores.

Los dos bandos recurren al argumento del caso extremo: "o la madre o el hijo", nos dicen unos; "la madre y el hijo" alegan los otros. La realidad, y allí está la historia de la medicina para comprobarlo, es que la ciencia avanza, y esos dilemas son cada vez más teóricos que reales.

El aborto es cosa de cuatro: la madre, el padre, el que provoca el aborto y… el no nacido. A veces se cree que es cosa de dos: la madre y el técnico, pocas veces se piensa que es de tres: al padre parece que frecuentemente se le deja al margen. Pero las cosas sólo salen bien cuando se toma en cuenta al cuarto interesado, que sin voz ni voto, sin culpa y sin posibilidad de defenderse está, igual que un niño recién nacido, dependiendo de lo que los otros hagan con él.

Últimamente parece que el aborto se quiere convertir en cosa de muchos, empezando por alguna oficina de Naciones Unidas y terminando en nuestra Asamblea Legislativa… Me parece bien, siempre y cuando no se deje de lado la opinión de todos los que con nuestro voto podemos decidir las leyes a través de los legisladores, y --por supuesto--, no se haga caso omiso del principal interesado (al que se le va la vida en la decisión ajena), ni de las consecuencias físicas, morales y psicológicas que podrá padecer la mujer que, en contra de su naturaleza, decida deshacerse del hijo que lleva en las entrañas.

*Columnista de El Diario de Hoy. carlos@mayora.org

elsalvador.com :.: El recurrente tema del aborto

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