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2010/12/24

EDH-Decidámonos a cruzar el umbral de la esperanza

 Mario González.24 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

La reinauguración de la plaza del Salvador del Mundo marcó este año un significativo mensaje para los salvadoreños sobre si queremos vivir en la luz del desarrollo o queremos quedarnos en las tinieblas del resentimiento y la intolerancia; si queremos vivir en el orden o en la cultura de la changoneta y el oportunismo; si queremos seguir quejándonos de todo o luchar auténticamente por trascender como nación; si queremos seguir viviendo en el pasado o ver hacia el futuro; si queremos que nos utilicen para esclavizarnos después o ser libres. En pocas palabras, ¿qué clase de país queremos construir?

Hace unas semanas hablábamos del país que dejamos atrás, anterior a la guerra, el que podía jugar con garra y hasta lograr plazas para los mundiales; cuando los buseros eran más respetuosos de los pasajeros, sobre todo de las mujeres, niños y ancianos; de cuando decían que éramos el Japón de Centroamérica y que nadie nos ganaba como fuerza de trabajo.

Pienso que, como dice la canción, "volver la vista atrás es bueno a veces, mirar hacia adelante es vivir sin temor", es decir, es bueno ver hacia atrás para demostrarnos de lo que hemos sido capaces, para sobreponernos a guerras y terremotos, para ser más justos y más humanos, pero no para recordarnos como un país violento y anárquico.

Vuelvo a decirlo: antes nos quejábamos de que los militares eran represivos y prepotentes, pero ahora los civiles parecemos peor. Muchos andamos peleando de bus a bus y de carro a carro; en los vecindarios cada familia vive encerrada y no hay solidaridad; seguimos escuchando discursos e himnos incendiarios de hace 40 años; nos pasamos de permisivos y, de esa forma, favorecemos a la impunidad; no faltan los "animalitas" buscando una oportunidad para lograr propósitos deshonestamente o sin cumplir las reglas.

Países como Alemania y Japón pudieron reconstruirse después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, porque gobiernos, empresarios y trabajadores se pusieron a trabajar incansablemente, y otros como Taiwán e Israel, que tienen una extensión similar a la de El Salvador, se levantaron a fuer de ponerse de acuerdo entre todos, producir y defender sus valores y principios, democracia y libertades. Ellos no serían lo que son si sus ciudadanos, en lugar de entenderse y ponerse a trabajar para ganar todos, se hubieran dedicado a luchar por ideologías, a mantener los viejos resentimientos y a dejar que cada quien haga su propia ley.

Nuestro ejemplo tendrían que ser los países como Chile o Costa Rica o Brasil o México, que luchan cada día no sólo por su desarrollo, sino también por su seguridad ante el embate del crimen organizado y el narcotráfico. Democracias bicentenarias como la de Estados Unidos se han asentado justamente en el respeto a la ley, que es lo que ha posibilitado verdaderamente su desarrollo. Si no, preguntémosle a nuestros hermanos que han emigrado y nos dirán que, por muy tolerante y democrático que sea ese país, la ley se respeta y se cumple; nadie va a generar la anarquía que rige nuestra sociedad sin que le caiga el peso de la ley y los organismos que defienden las libertades civiles no se vuelven cómplices del caos y la criminalidad.

Como decía nuestro inolvidable Papa Juan Pablo II, en 2011 crucemos el umbral de la esperanza y no nos quedemos anclados en los odios y en la ingenuidad para que nos utilicen, la cultura del "dejar hacer, dejar pasar" y la irresponsabilidad. Que el resplandor del Divino Salvador del Mundo nos marque el rumbo. ¡Feliz Navidad!

elsalvador.com :.: Decidámonos a cruzar el umbral de la esperanza

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