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2010/12/24

EDH-No le dejemos fuera

 Carlos Mayora Re.24 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

¿Sabe lo que es un "flash mob"? No tiene una traducción exacta, porque es un fenómeno nuevo: en un lugar público en el que haya mucha gente, de repente, sin que nadie lo imagine, aparecen muchos "espontáneos" y cantan, bailan o representan algo. Tal como asomaron, desaparecen. Y ya está. Algunas veces son filmados y subidos a Internet, otras no. ¿El objetivo? Cada "flash mob" tiene el suyo.

Imagínese que está usted en un centro comercial y, de repente, una muchacha que parece estar hablando por teléfono empieza a cantar con excelente voz el Aleluya de Haendel. No la dejan sola: detrás de una columna, desde la barra de un bar, el señor que hace la limpieza… Se le unen e "improvisan" a ochenta y cuatro voces una de las más bellas antífonas mesiánicas. Impresionante: por la calidad de las voces, el tema, y la sorpresa de la ocasión.

Pues eso, exactamente, sucedió a mediados de noviembre, en Canadá. El objetivo era impregnar del verdadero espíritu navideño a los presentes, y difundirlo por Internet a través de "Youtube". Se lo recomiendo, basta con poner en el buscador "Christmas flash mob". No se desilusionará.

En algunas ciudades italianas han hecho otra cosa: en los almacenes, en las calles más concurridas de las zonas comerciales, grupos de niños entre nueve y doce años de edad se reparten entre la gente, y con amabilidad y una sonrisa regalan a los transeúntes pequeñas imágenes del Niño Jesús, mientras les recuerdan lo que celebramos. Son parte de una campaña denominada "¡Han desalojado a Jesús!", que pretende volver a poner la atención de la gente en el verdadero sentido de la Navidad.

Se ha hablado mucho criticando el consumismo en estos días. Me parece que viene mejor recordar el verdadero sentido de las fiestas. Si el Niño Dios no está presente, sería como asistir a una fiesta de cumpleaños en ausencia del homenajeado, a una boda en la que no hubiera novios, a una premiación sin ganadores… ¿qué sentido tendría?

Esta noche es Nochebuena. Al atardecer, las familias se irán recogiendo en sus hogares, las mamás darán los últimos toques a los tamales, chompipes y gallinas, y todos nos dispondremos para recibir la Navidad.

Vamos a celebrar el acontecimiento que ha partido en dos el modo de contar el tiempo: la irrupción de Dios en la historia. Es curioso: continuamente los hombres estamos intentando hacernos dioses, y quizá por eso se nos olvida que Dios se hizo hombre.

Quienes más gozan las fiestas son, sin duda alguna, los niños. Los que tienen pocos años y los que tenemos muchos, pero intentamos mirar las fiestas con ojos nuevos cada vez. No en balde se nos ha recomendado hacernos como niños…

Inocentes como niños, crédulos como niños, confiados como niños. Felices como niños.

Todos los chiquitines esperan grandes cosas el día de Navidad. Más que esos regalos que mañana tempranito harán brillar sus ojitos de felicidad y provocarán carreras y gritos; esperan que sus héroes, sus modelos, sus gigantes: nosotros, estemos a la altura de las fiestas.

Quizá no necesitaremos un "flash mob" navideño, o grupos de niños recordándonos que el centro de la fiesta es Jesús. O quizá sí. No lo sé.

Mis mejores deseos en estas fiestas para todos los que sábado a sábado nos citamos en estas páginas. ¡Qué alegría me dará si nos encontramos mañana en el pesebre, junto a María y José, en medio del buey y la mula, con los pastorcitos, contemplando con ojos de niño, al Niño que nos viene a salvar!

*Columnista de El Diario de Hoy carlos@mayora.org

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