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2010/12/18

EDH-Bajo riesgo de despido por denunciar acoso sexual

 Se le solicitó su versión al denunciado, pero se negó a hablar

18 de Diciembre.Tomado de El Diario de Hoy.

 

Un escritorio vacío frente a una pila de cajas de dulces y galletas. Ese es el lugar de trabajo asignado a Iris Chavarría Rodríguez.

Licenciada en Administración Empresas, graduada de la Universidad de El Salvador en septiembre de 2009 y, según el contrato que firmó el 1 de enero, desempeñando el cargo de colaboradora administrativa en la Asamblea Legislativa.

Su tesis de graduación —"Diseño de un plan de capacitación integral para los empleados de la Asamblea Legislativa de la República de El Salvador"— le granjeó un 9 por nota y motivó a los diputados de la directiva a enviarle una carta de felicitación donde la instaban a seguir superándose profesional y laboralmente.

A pesar de ello, desde el 9 de noviembre pasado pasa sus horas laborales sentada frente a un escritorio vacío sin que su jefe inmediato, José Deras, le asigne tarea alguna. Desde ahí, ha visto pasar una que otra rata, y respira el polvo que se esparce en el lugar cada vez que sus compañeros en el almacén retiran o guardan productos donde ha sido confinada.

Mientras más se acercan las vísperas de Navidad y de Año Nuevo, vive con el temor de que los compañeros de trabajo a quienes les ha confiado sus problemas laborales sean despedidos a finales de enero, como ya ocurrió con una compañera en octubre. Pero ¿por qué una licenciada en administración de empresas termina confinada en una bodega?

Según la denuncia presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR), lo que llevó a su actual jefe a no asignarle tareas y a otorgarle un espacio entre cajas y estantes son las órdenes giradas por el gerente de Recursos Humanos de la Asamblea Legislativa: Boris Ernesto Martínez.

Chavarría Rodríguez asegura que, desde que empezó a laborar en el Órgano Legislativo como recepcionista I hace seis años, Martínez la sometió a acoso sexual y, ante sus negativas, la acosó laboralmente. Manoseo, insinuaciones, negativa de permisos son sólo algunas de las insidias que Chavarría asegura haber enfrentado.

Hace doce meses, el gerente le dijo: 'Te lo juro, vas a estar en mis manos a como dé lugar'".

Sin predicar con el ejemplo

Chavarría Rodríguez, quien hasta diciembre de 2009 fungía como colaboradora de relaciones públicas II, fue llamada en enero de este año a firmar un contrato para laborar como Secretaria IV.

De esta forma estaría bajo las órdenes de Martínez. Decidida a escapar de él, expuso su caso ante los diputados de la Directiva. Gracias a ello, no firmó el contrato para convertirse en Secretaría IV, sino otro donde se le asigna el cargo de colaboradora administrativa y que aún está vigente.

En marzo de este año, los diputados formaron una comisión para investigar sus denuncias, pero meses después fue disuelta porque "no se encontraron pruebas".

El 25 de noviembre pasado, cuando 75 diputados alzaron sus manos para aprobar la Ley especial integral para una vida libre de violencia para las mujeres sobraron los discursos a favor de la dignidad femenina y sobre la importancia de velar porque nadie ejerza sobre ellas violencia sexual, física ni emocional.

Iris es, sin proponérselo y sin quererlo, muestra de que las leyes son más fáciles de formular que de aplicar en la sociedad.

El domingo pasado, se armó nuevamente de valor y convocó a una conferencia de prensa para informar que su denuncia contra Boris Ernesto Martínez está siendo investigada por la Fiscalía.

Muchos se preguntarán: "¿Por qué ahora? ¿Por qué luego de seis años de acoso sexual y laboral?". Ella responde: "Me han obligado a estar callada... a estar sometida y aguantando tanto acoso sexual, laboral, emocional".

Asegura que hay "muchas personas" en la Asamblea Legislativa que llevan más de seis años viviendo su misma situación, pero callan "porque en diciembre se tiene que firmar otro contrato".

Ayer, mientras la mayoría de empleados legislativos departían en la fiesta navideña que se realizó en un hotel, ella estaba en su hogar armándose de valor para seguir dando la cara por todas las víctimas de acoso que aún no se atreven a denunciarlo.

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