Teresa Guevara de López.05 de Diciembre.Tomado de El Diario de Hoy.
Según el diccionario, apropiarse de lo ajeno significa robar. Sin embargo, en El Salvador es un derecho adquirido a la brava y defendido con uñas, dientes y amenazas, para mantenerlo. Es el sainete que estamos presenciando desde que el Dr. Norman Quijano tomó la difícil decisión de limpiar las calles de la capital, convertidas en asqueroso mercado, nido de alimañas, maleantes y narcotraficantes .
La ciudadanía ha aplaudido la valiente actitud del alcalde de emprender la ingrata tarea de retirar a los ambulantes, no sólo soslayada por las administraciones anteriores, sino alentada por ellas para mantener los votos. Increíble abuso de tomarse primero las aceras con sólidas construcciones, luego las calles, con primera, segunda y tercera fila, rematadas por carretillas de mano.
El desalojo frente al Parque Infantil y el Hospital Rosales presentó una nueva perspectiva de las zonas, con limpieza y seguridad. La violenta reacción de los ambulantes, manipulados por expertos dirigentes bochincheros, no se hizo esperar, derribando los barriles con plantas y amenazando con tomas y bloqueos de calles. Alegaban su derecho a permanecer allí, donde han vendido durante más de 20 años y logrado el sustento de sus hijos, rechazando trasladarse a otro lugar.
El anuncio de la remodelación del parque de la destruida Iglesia de San José, lugar emblemático en la historia de nuestra ciudad, causó airadas protestas ya que en ese predio, propiedad pública, los usurpadores han construido fuertes edificaciones que albergan comedores, ventas de libros y discos piratas. Insisten en su decisión de no moverse, y en su derecho a ganarse la vida allí.
El siguiente episodio es el desalojo de la Calle Arce, donde la invasión del espacio público, destinado para circulación peatonal en las aceras y vehicular en las calles, ha alcanzado proporciones alarmantes. Fue una grata sorpresa descubrir antiguas residencias, de gran valor histórico, hasta hoy cubiertas por champas y tenderetes, donde se ofrecía toda clase de mercadería, incluyendo discos piratas y material de pornografía infantil.
Además, en la misma calle y aceras funcionan más de 60 salas de belleza, con abundante clientela. Muy bien supone el alcalde, que detrás de estos negocios está la picardía de quien construyó las instalaciones, con servicios de agua y luz, y que posiblemente cobra alquiler a las propietarias de los salones y no paga impuestos.
Además de realizar una protesta frente a la Embajada de España, los vendedores con prepotente desfachatez, pretenden poner una denuncia, un amparo ante la Corte Suprema para evitar el desalojo. No se sabe el nombre del abogado que se prestará a realizar tal diligencia, carente totalmente de validez, ya que los desalojados no pueden alegar propiedad de la vía pública.
La población ha manifestado su agradecimiento al Dr. Quijano, cuyo esfuerzo se evidencia en la Plaza del Divino Salvador del Mundo, remodelada con apoyo de la Fundación Poma y convertida hoy en lugar de esparcimiento, diversión y cultura para el pueblo. Esperemos que la labor de rescate continúe, y las autoridades no cedan ante las infundadas amenazas de los que por tantos años se han apropiado de lo ajeno.
Como también lo han hecho, los funcionarios del gobierno, cuyos nombres son de todos conocidos, que viajaron como observadores a las elecciones de Cataluña, comunidad autónoma con leyes y sistemas electorales completamente diferentes a los nuestros, pero que afortunadamente ocurrieron un día antes del clásico Real Madrid/Barca. Sin lugar a dudas, estos funcionarios no ganaron el premio por la mejor excusa para zafarse y ver el partido, pero lo merecen por su cinismo.
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