Aquiles Montoya.03 de Diciembre. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR - Al contrario de lo que afirmaba Fusades acerca “de que no tenía sentido producir internamente lo que podíamos importar a precios menores”, el lema de los salvadoreños debería de ser: No tiene sentido importar lo que podemos producir internamente. ¿Por qué? Porque cuando producimos en el país lo que consumimos se generan empleos e ingresos, crece la riqueza nacional y crecen los ingresos fiscales y el gobierno podría incrementar los servicios sociales gratuitos.
Pero adicionalmente, esto adquiere mucho más sentido cuando se trata de alimentos. Cualquier país debe de garantizarse la seguridad alimentaria, pero particularmente un país como el nuestro que los está importando, que cuenta con serios problemas de desempleo estructural y coyuntural y que además posee tierras ociosas, debe de buscar la forma de incrementar la producción de alimentos. En el año de 2009 el país importó alimentos por un monto de 1,372 millones de dólares, según información de COMTRADE.
En el pasado la CEPAL propuso una estrategia de industrialización por sustitución de importaciones, la idea era buena, desafortunadamente, el capital transnacional la saboteó, además de otra serie de problemas que no viene al caso el que nos ocupemos en esta ocasión, ya que lo que deseamos es proponer una estrategia de sustitución de importación de alimentos, la cual posibilitaría reactivar el sector agropecuario, pero particularmente el Sector Agropecuario Reformado.
Los gobiernos de Arena se ocuparon no de apoyar las cooperativas, sino de tratar de destruir el sector reformado, parcialmente lo lograron. Tampoco es el momento ni la ocasión para ocuparnos de tal temática, ya que lo que buscamos es proponerle a este gobierno y particularmente, al Secretario Técnico, la importancia de reactivar el Sector Agropecuario reformado, como una forma de reactivar la economía, generar empleos y de garantizar la seguridad alimentaria.
En primer lugar, se requiere de efectuar un diagnóstico del sector, en el cual se establezca: cooperativas activas e inactivas, número de socios por cooperativa y capacidad de cabida –esto es posibilidad de incorporar nuevos socios- , uso actual y potencial del suelo atendiendo a su vocación agrícola. Factibilidad de riego. Problemas que enfrentan, generalmente estos suelen ser: técnicos, crediticios y de comercialización.
Segundo, elaborar una estrategia de apoyo donde se involucre: el MAG-CENTA, ISTA, BFA-BH y adicionalmente crear una institución que apoye la comercialización, la cual podría aprovechar los silos del antiguo IRA como centros de acopio y además, crear centros de comercialización de productos agropecuarios, al menos, uno por departamento.
Tercero, promover la diversificación agrícola y estimular la fruticultura. Aunque esto requeriría de un financiamiento extra, ya que ninguna familia campesina puede en forma masiva dedicar su tierra a frutales y esperar de 3 a 5 años para recoger la primera cosecha. Se les debería de apoyar con un crédito de subsistencia por cada manzana destinada al cultivo de frutales.
Cuarto, es importante dentro de la estrategia, promover el desarrollo agroindustrial, esto es, que parte de la producción sea procesada. Por ejemplo, elaborando encurtidos, salsas, jugos o néctares, frutas en almíbar, frutas deshidratadas, quesos, etc. Los cuales una vez se lograra desarrollar su producción podría exportarse. No omitimos manifestar que existen experiencias en este sentido dentro de las comunidades organizadas.
Quinto, la producción agrícola deberá ser sostenible, lo cual implica entre otras cosas promover la agricultura orgánica, lo cual vendría a generar nuevas actividades y nuevos empleos y más ingresos, ya que la producción orgánica requiere de insumos orgánicos, los cuales perfectamente pueden ser producidos por los mismos cooperativistas. Al desarrollarse podría pensarse en exportar a los mercados de consumo orgánico, los cuales compran a precios mejores, siempre y cuando el gobierno vía MAG-CENTA, certificara la naturaleza orgánica de los productos y a su vez, con la ventaja de reducir las importaciones de insumos químicos y la contaminación del ecosistema.
Sexto, de suma importancia es promover el cultivo de hortalizas, para lo cual se requiere promover técnicas de riego por goteo, cultivo hidropónico u otras accesibles a los hombres y mujeres del campo. Experiencias en esta línea también existen muchas en diferentes comunidades organizadas.
Nos parece que esta estrategia, puede resultar más eficaz y conveniente, que cualquiera otra de apoyo a productores individuales minifundistas, a los cuales habría que buscar la forma de que operen de manera asociativa, al menos, en cuanto a tres actividades: compra de insumos, venta de productos y solicitud de financiamiento.
Ojalá se entere de esta propuesta nuestro antiguo amigo Alex Segovia.
¿Por qué importar lo que podemos producir? - Noticias de El Salvador - ContraPunto
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