Comentarios mas recientes

2010/12/03

Contra Punto-Peligrosos brotes de conflictividad social - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 Luis Armando González.03 de Diciembre. Tomado de Contra Punto.

SAN SALVADOR-La irrupción de protestas violentas está a la orden del día en El Salvador, especialmente en la ciudad capital. Determinados sectores sociales son cada vez más sensibles a las decisiones de gobierno que, desde su punto de vista, vulneran derechos inamovibles suyos. El mejor ejemplo de todo esto son las reacciones violentas de grupos de comerciantes informales –y de quienes sin serlo acuerpan sus protestas— que han sido desplazados del espacio en el que ejercían sus actividades por las autoridades municipales.
Hay cuando menos tres problemas reales que no pueden soslayarse: uno, que esas actividades comerciales –algunas absolutamente legales, pero otras teñidas de ilegalidad— permiten a las familias que se dedican a ellas obtener su sustento diario, mismo que sería difícil (o imposible) conseguir de otra manera. Esa dimensión de necesidad económica y de supervivencia no puede ser obviada, pues de lo contrario se estaría dejando de lado el principio articulador de la sociedad: asegurar la vida material de sus miembros. El otro problema es que esos sectores realizan sus actividades en el espacio público, del cual muchos de ellos se han apropiado como si fuera de su propiedad. Y esto es grave no por razones de orden estético, sino de convivencia ciudadana, la cual requiere para ser tal de espacios públicos en los cuales, sin restricciones de ningún tipo, cualquier persona o grupo puedan interaccionar, relacionarse, comunicarse y sentirse parte de algo más amplio que su particular entorno familiar.
Y el tercer problema tiene que ver con las redes de poder que se han establecido en esos espacios ocupados por los comerciantes informales. Esas redes de poder no sólo dan pie al manejo de recursos económicos importantes –pagos por seguridad, préstamos, etc.—, sino de prácticas ilícitas que pueden ir desde ser un mercado de bienes robados hasta el tráfico de armas y drogas. La gravedad de esto no debe ocultarse a nadie, en tanto que estas redes de poder operan al margen de la legalidad y permiten abusos y violencias en contra de ciudadanos indefensos.
Cada uno de esos problemas debe ser enfrentado de manera creativa y con determinación, sin pasar de largo por su mutua interrelación. Así, es importante liberar el espacio público y los esfuerzos que se hagan en esa dirección deben ser apoyados, siempre y cuando no estén acompañados de abusos y de violencia. Ya hay antecedentes de cómo se puede avanzar en esa recuperación –tal como lo hizo el entonces alcalde Héctor Silva—, sin caer en conflictos innecesarios. Pero eso requiere disposición al diálogo, tolerancia y creatividad.
En la misma línea, es urgente desarticular las redes de poder ilegal que han proliferado en la ciudad capital –y en otras ciudades del país—, pues con ello se estará combatiendo la violencia criminal en las ciudades. Ello requiere un trabajo fino de investigación y persecución del delito que debe ser realizado por la Fiscalía General de la República y la Policía Nacional  Civil. Aquí también se deben evitar los abusos y el uso indebido de la fuerza. Eso sí, esta persecución del delito en la ciudad capital debe hacerse con la mayor determinación, pues esa será la única forma de hacer de la ley la pauta de la convivencia ciudadana.
Pero ni las necesidades de reordenamiento de San Salvador ni la urgencia de perseguir el delito deben obviar la precariedad socio-económica que está en la raíz, como un factor posibilitador, de la toma del espacio público por determinados grupos sociales y de la proliferación de actividades criminales, sobre todo de las comunes: hurtos, robos y otras actividades semejantes. Es decir, se debe pensar en alternativas de trabajo, seguridad social, cultura y esparcimiento que no dejen en el aire a las familias desplazadas de los lugares en los que se ganan la vida.
De lo contrario, se estarán alentando reacciones desesperadas y violentas por parte de quienes vean lacerado su derecho a vivir. Y se estarán creando las condiciones para que aparezcan en escena los manipuladores del resentimiento y la frustración, que no dudarán en aprovecharse de la situación con fines criminales, religiosos o políticos.
Convertir a la ciudad de San Salvador en atractivo turístico o en plataforma de promoción política puede ser peligroso si se descuida la realidad de quienes sobreviven de mil maneras en la capital. Esta realidad debería ser el punto de partida de cualquier programa de reordenamiento, remozamiento, maquillaje o lo que sea en San Salvador y en cualquier ciudad del país. Es una realidad que se olvida con facilidad. Y con la vida de la gente no de juega.  Quienes lo hacen, lo único que logran es incubar odios, recelos y afán de resistencia ciega que cuando se desborda escapa al control de las autoridades.
Mucho de eso es lo que está viendo en las calles de San Salvador en estas semanas. Ponerse del lado del derecho de sobrevivir no significa respaldar el control privado del espacio público ni el desorden ni el crimen. Significa, eso sí, reconocer que para el ordenamiento, la limpieza, ornamentación y seguridad de San Salvador de poco sirven si condenan a la miseria a quienes han logrado sobrevivir dedicándose a mil oficios y ocupaciones.  Significa reconocer que este país les ha dado pocas opciones para vivir y que quitarle las que tienen es un grave atentado contra el derecho humano fundamental: el derecho a vivir.

Peligrosos brotes de conflictividad social - Noticias de El Salvador - ContraPunto

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.