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2010/12/13

Co Latino-Carta a Vladimir Ruiz Tirado | 13 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Dagoberto Gutiérrez.13 de Diciembre. Tomado de Diario Co Latino.

Querido Vladimir, Desde que la Revolución Bolivariana Venezolana te envió a El Salvador, llegaste dueño de toda la energía y el espíritu que proporcionan los procesos revolucionarios verdaderos. Ciertamente, Venezuela y El Salvador son dos universos diferentes en dimensiones geográficas, en riquezas naturales, en historia; pero mas allá y mas acá de estos aspectos, navegamos en aguas sociales igualmente turbulentas y en medio de subjetividades muy afines. Al fin y al cabo, los pueblos parecen estar hechos de los mismos polvos telúricos y los mismos sueños.
Desde las primeras conversaciones, en medio de humeantes tazas de café, retratos significantes de Simón Bolívar y ambientes solidarios, supimos que estábamos tratando con un hombre lleno de historia e inundado por la historia de lucha de su pueblo, parecía que en cada centímetro de tu piel, estuviera grabada a fuego, cada etapa, cada fase o cada periodo de la Revolución Venezolana.
Supimos que vienes de una familia revolucionaria, que sabes de dictadores y dictaduras, de conspiraciones y conspiradores, de sueños y de soñadores, y supimos algo, algo que es necesariamente una verdad imprescriptible: que sos dueño de una inquebrantable decisión de afrontar y enfrentar los altibajos inevitables de un proceso político. Supimos que no eres un luchador de los buenos tiempos, solamente, sino, alguien que lucha dentro del tiempo, en las buenas y en las malas, y como esto quiere decir tenacidad, o si quieres, necedad histórica, o reincidencia subversiva, supimos que vos eras así, de los que luchan  todo el tiempo, bajo el sol o el nubarrón, en la danza con risa o con llanto, en la sombra o en la luz.
Todo esto produjo un encuentro inevitable entre tu pensamiento y el nuestro, y así, cada conversación nos ayudó a aproximarnos al proceso revolucionario de tu patria, a entender sus callejones y sus amplias avenidas, y, al mismo tiempo, a entender nuestro propio proceso político, a sus rincones más oscuros y a sus patios mas alumbrados. Contigo compartimos nuestros sueños y sobresaltos, tanto sobre nuestra casa como sobre tu casa, y, sobre ambas casas.
Tú recorriste nuestro país de punta a punta, de esquina a esquina y de sol a sol, supiste que en un territorio pequeño cabe una realidad enmarañada y un pueblo con vocación de libertad. Viajero inalcanzable, dialogante inagotable, explicaste la revolución venezolana al revés y al derecho, incorporaste a Simón Bolívar, su vida, su pensamiento y su gesta en el imaginario de miles de gentes. Tu voz segura, firme, tranquila y convincente resonó en las aguas universitarias, en sindicatos, en eventos culturales, y también se enredó en el ramaje verde las zonas rurales y en los colochos marinos de las zonas costeras. Visitaste, mas de una vez, la zona baja del oriente del país, y en todas partes constataste que somos un pueblo moreno y lindo que sufre y sueña, que lucha todos los días y que tiene en su corazón un hornito tibio donde cabe tu patria, Bolívar, tu pueblo, sus luchadores populares, y junto a todo esto, Hugo Chávez. Este corazón del pueblo y este hornito, como un pequeño  cántaro de barro lleno de agua fresca, se va con vos, para que te lo lleves a tu patria, a tu Barinas, y a donde quiera que vayas, es un corazón bueno para la memoria.
En realidad, Vladimir, fuiste  un embajador con toda la potencia y todas las credenciales, y uno llega a pensar, ante tu inagotable trabajo, que la diplomacia, siendo parte de la política exterior, es un oficio que supone la defensa de los intereses del gobierno que se representa, sin reñir con los intereses del pueblo y del país representados; pero también, los intereses del pueblo ante el cual se representa. Tu trabajo intenso y de todos los días fue una siembra de esperanza y confianza en la revolución bolivariana, y en las propias fuerzas del pueblo salvadoreño. Tu escuela, la que construiste con tu trabajo, fue aquella que enseña que el pueblo debe ser sujeto histórico y puede ser actor cuando las circunstancias históricas requieran las dos calidades.
La Operación Milagro que permitió que miles de salvadoreños y salvadoreñas se curaran de sus ojos, también permitió que se aprendiera a mirar, sobre todo a mirar con el cerebro, como ocurre realmente, y no solo con los ojos.
Regresas a tu patria y a tu pueblo, pero has de saber que en nuestro país también tienes una patria y un pueblo, es la patria que recorriste y es el pueblo que conociste, el que te seguirá escuchando. Resulta deseable y conveniente que sigas vinculado a la esperanza que cultivaste y a la confianza que trabajaste, así, estés donde estés, nosotros sabremos que algo o mucho de nosotros esta con vos, y algo o mucho de vos, se queda con nosotros, porque ahora, en los actuales tiempos ardientes, los caminos se cruzan y las esperanzas mutuas se abrazan.
Deseamos, Vladimir, que tu familia se encuentre bien, con buena salud y  buen ánimo, que el proceso político venezolano se fortalezca, que el Presidente Chávez se multiplique y se reproduzca en su pueblo, y que podamos verte de  nuevo, aquí, en nuestra casa, o en tu casa. De todos modos, las despedidas duran hasta el próximo encuentro.
Por favor, te pedimos que hagas llegar a la familia de Fredy, nuestras más sentidas condolencias porque la muerte, esta muerte tenaz, se hace invitar con sus propios recursos, y sus propias horas, y sus propios minutos.
Muchos abrazos.

Carta a Vladimir Ruiz Tirado | 13 de Diciembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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