René Chanta Martínez.01 de Septiembre. Tomado de Raices.
Esta semana, la prensa nacional e internacional ha dado a conocer una de las noticias más tristes y espantosas de este año: la masacre de 58 hombres y 14 mujeres inmigrantes en territorio mexicano. De acuerdo a las declaraciones dadas por el ecuatoriano Luis Freddy Lala Pomavilla, único sobreviviente de este macabro suceso, los responsables han sido los miembros de un grupo de sicarios ligados al narcotráfico que opera en este país del norte. También afirmó que entre las víctimas se encuentran personas provenientes de Honduras, El Salvador, Ecuador y Brasil.
Esta tragedia ha llegado a llenar de luto a muchas familias latinoamericanas. Las fuertes imágenes de las víctimas han causado indignación en muchos sectores gubernamentales y no gubernamentales. Rápidamente surgieron voces de denuncia de parte de la Cancillería salvadoreña y hondureña, a la vez que el gobierno mexicano condenaba enérgicamente este macabro hecho. Más recientemente la ONU a través de Navi Pilay, alta comisionada para los derechos humanos de ese organismo internacional se sumó a las condenas diciendo: “Estoy profundamente conmocionada por estos asesinatos, que demuestran la crítica situación de los emigrantes en este país". También, esta misma funcionaria pedía que se investigara este crimen y que no quedara en la impunidad.
Mientras tanto, en las últimas horas muchas personas salvadoreñas se han acercado a la Cancillería nacional para conocer si entre los asesinados se encuentran familiares suyos, situación que se prolongará varios días ya que no ha sido tan fácil identificar la identidad de las víctimas.
Este hecho muestra que los migrantes latinoamericanos que intentan llegar a territorio estadounidense, corren grandes peligros provenientes de policías corruptos, pandillas, grupos armados ligados al narcotráfico, hacinamiento en transportes precarios (trenes de carga) entre otros. Como ya lo han mostrado muchos hechos similares, el territorio mexicano es altamente peligroso para la vida y dignidad de estas personas que buscan el sueño americano. A la vez, en Estados Unidos tienen que enfrentarse a la crudeza de atravesar un desierto, a las capturas de la “migra” y a duras políticas antiinmigrantes como la controversial ley de inmigración SB 1070 de Arizona.
A mi juicio, este macabro suceso debería sentar un precedente que obligue a los gobiernos de los países afectados a trabajar conjuntamente para que a corto plazo se pueda asegurar la vida de las personas que transitan por territorio mexicano. En este punto, un factor que no hay que olvidar es que la pobreza y la falta de oportunidades para vivir dignamente, son las principales causas que motiva a las personas a buscar otros horizontes fuera de las fronteras patrias. Por tanto, mientras en nuestros países no se mejoren los índices de desarrollo humano y mientras no haya más opciones de empleo, nuestros compatriotas seguirán lanzándose a buscar mejores oportunidades en otros lados, a pesar de los riesgos que esto conlleve.
Por tanto, el reto de nuestros gobernantes es mejorar la prestación de los servicios básicos de la población generando políticas adecuadas que a largo plazo logren mejorar la calidad de vida en nuestros territorios y ponga un freno a los altos índices de migración. Esta tarea es difícil ya que también se ha visto un repunte de los sectores armados, del narcotráfico y las pandillas que se alzan como grupos paralelos capaces de amenazar y desestabilizar a los gobiernos. Lo anterior, urge hacerlo, por el bien de nuestra patria. Así, se estaría dando cumplimiento al artículo primero de nuestra Constitución de la República que dice: “Es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social”.
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