Ángeles Rugamas.29 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
Ahora te vi, El Salvador… Frágil, temeroso, sudoroso por las largas caminatas, afligido por el tic tac del reloj marcador que, tirano, avanza sin piedad, segundo a segundo, sin importarle tu séptimo, tu octavo o tu noveno.
Te he visto triste, lloroso, nervioso, paniquiado… impotente.
Te he visto largas horas parado, esperando el bus que nunca llega, que nunca pasa, trepándote en pick-ups, en camiones destartalados, enseñando el alma y los calzones rotos, olvidando el caché, tu carita pintada y tu pelo enmarañado por el viento, gastándote las suelas, pensando en todo y con tu mente en nada.
Te he visto con tu mirada perdida, soñando con épocas pasadas: que si cuando Martínez; que si cuando la Guardia, “esos dorados tiempos cuando la gente le temía a los uniformados intolerantes, cachimbeadores, matones, machos que no aguantaban ni una bromita y te agarraban a patadas” –cuentan las abuelas.
Suspirando por antaño estabas, pensando en cómo has cambiado ¿Cuáles Acuerdos de Paz en medio de una guerra más cruel que la anterior? Pensaste, suspiraste y te reíste a carcajadas, mientras ibas colgado del bus. “Sólo tres andamos trabajando señores”, grita el cobrador, “apúrense, tópense que llevan ropa, vean cómo se meten, al centro va vacío señores, tópense”, vociferaba, mientras te empujaba y tu cara se aplastaba contra las nalgas de una vieja que te mira con cara de brava, casi te putea, pero… ¿Qué quiere que hagas?
Al fin lograste llegar al centro, te viste solo, con tus plazas calladas, tus calles pálidas, tus comercios apagados, tu vida social se redujo a nada, los puestos de lámina encadenados, enmudecidos, taciturnos; de las calles antes ruidosas y congestionadas, ahora sólo quedan fantasmas, ya no se oye a las vendedoras gritar: “va a querer tomates, cebollas, plátanos, va a querer cosita, venga aquí le tengo”… Ahora sólo es un recuerdo, mientras las maistras temerosas guardaron su canasto y ahora se comen las uñas, sin nada que ofrecer a las bocas hambrientas de los bichos panzones, chorriados, que no entienden qué es lo que pasa, porque el hambre no tiene razón, ni conciencia.
Te he visto corriendo, sudando, caminando, porque al patrón le vale lo que le pase al “gato”, que si caminaste uno, dos o cinco kilómetros; que si no hay bus; que si las maras han hecho del rumor un instrumento de lucha; qué le importa a él, si en su casa rodeada de altos muros y razor niquelado, con cámaras de video, con seguridad privada, con dos o tres guaruras; qué le importan a él tus problemas; qué le importa a él si las maras queman buses, matan gente, llaman y te extorsionan, si en su casa llena de lujos siempre hay una mesa servida, una tele de 50 pulgadas planas para ver las mejores películas, los noticieros; qué le importa si esto se pone peludo, hacemos las maletas y nos vamos para el norte, total, allá tenemos casa, de qué nos preocupamos, que se preocupen los que se quedan.
Te he visto, El Salvador, resurgiendo de la nada, si te toca caminar, caminás; si te toca correr, corrés; si te toca luchar, te escondés; la onda es rebuscarse para no estar más jodido, si es que acaso se puede… salís siempre a echarle ganas, no porque los “Padres de la Patria”, que no son más que hijos de alguien desconocido te digan que no pasa nada, y si no pasa nada, pensaste, por qué no dejan sus camionetas blindadas, y los guardalomos en sus casas. Semejantes innombrables que no ven más allá de sus narices, creen que el centro es Metro y Soyapango ya ni existe en su mapa. Pónganse a hacer algo, y no sólo a leer el diario y levantar la mano, eso, cuando tienen ganas de levantarla –les gritan las señoras del mercado-. Semejantes güevones –piensa la doña que no suelta a su hijo al cruzar la calle- ya los quisiera ver colgados de un bus, montándose a un camión o caminando desde Soya, les daría infarto o se morirían en el intento, a pesar de que muchos de ellos vivieron su infancia descalzos.
Llegó la noche y vos abatido -porque “a huevos no hay buses”, te dice el joven que carga una maleta de libros para el examen parcial del jueves-; a rebuscarte por un pick-up, o tal vez un camión de esos del Ejército que te haga el paro y te deje cerca de la casa, o en el peor de los casos, a echarte la caminada, a seguir la procesión sin santo, a seguir gastando la suela de los zapatos… Tal vez mañana hay buses, es la esperanza que te empuja y te empuja para que sigás caminando; corré que hay va un pick up, apuráte… tal vez te podés ir colgado.
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Editorial
¿Y los defensores de la crítica periodística?
Durante meses, con el ánimo de ganar la opinión pública y meter presión, y por ende, incidir en la resolución de la Sala de lo Constitucional, sobre el recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra dos incisos del artículo 191 del Código Penal, varios editores y reconocidos periodistas blandieron, como su principal argumento: la defensa de la crítica periodística y la libertad de expresión.publicidad
Ahora te vi… | 29 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad
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