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2010/09/27

La Página-Vendidas para la prostitución (I entrega)-Diario digital de noticias de El Salvador

El 23 de este mes se celebró el Día Internacional contra la Trata de Personas, con el fin de hacer conciencia sobre la necesidad de eliminar este flagelo de la sociedad.

Escrito por Jaime Ulises Marinero/Ricardo Tzun (periodista guatemalteco). 27 de Septiembre. Tomado de La Página.

“Diamantes” es un antro ubicado en la periferia de Tapachula, donde camioneros se detienen para consumir cerveza y tequila. Son atendidos por jovencitas que hablan distinto a los mexicanos porque son guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas.

A finales de agosto pasado el ejército mexicano realizó un operativo en búsqueda de armas, drogas e ilegales. En “Diamantes” encontraron a cinco jovencitas que parecían menores de edad, aunque todas presentaron documentos que amparaba su mayoría de edad.

Dos de las “aseguradas” (detenidas) eran salvadoreñas, quienes presentaron DUI en l que se lee que son oriundas de San Luis de la Reina, San Miguel. Juana y Guadalupe (nombres cambiados para proteger su identidad) en realidad tienen 17 años y son oriundas de El Carmen (La Unión).

Ambas tenían un mes y medio de permanecer en Tapachula y menos de dos semanas de haberse comenzado a prostituir.

Llegaron a México por necesidad. Un coyote conocido como “Tito” les prometió llevarlas hasta el Distrito Federal por lo que les cobraría mil dólares a cada una. Sus familiares prestaron el dinero y pagaron al coyote que, incluso, hasta consiguió partidas de nacimiento falsas para que fueran a tramitar el DUI.

LA PÁGINA llamó a la alcaldía de San Luis de la Reina y según uno de los empleados el asentamiento de las partidas de ambas menores es falso. Es decir que los sellos y los números correlativos no coinciden con los archivos del registro civil. En uno de los Duicentros de San Salvador, dijeron que tendrían que investigar a fondo, porque “esas cosas pasan”.

A principios de julio, Guadalupe, Julia y otras tres personas, salieron con “Tito” desde la terminal de buses de San Miguel hacia San Salvador a bordo de un bus especial. Desde Puerto Bus abordaron otra unidad que los llevó hasta la capital de Guatemala, de donde tomaron un bus para la frontera con México. En Tecún Umán, ciudad fronteriza de Guatemala, “Tito” habló con las dos menores y les dijo que no las podía llevar hasta el Distrito Federal porque las autoridades de ese país ya se habían dado cuenta que ellas iban con documentos falsos y que eran menores de edad. Les ofreció dejarlas con un amigo en Tapachula y regresar por ellas dentro de tres meses.

Ambas jóvenes se asustaron, pero aceptaron porque el mismo “Tito” se encargó de avisar a sus padres, quienes le creyeron al coyote y aceptaron, especialmente porque éste les dijo que les cobraría hasta que estuvieran en el Distrito Federal y que para mientras ambas podían trabajar en Tapachula.

Cuando “Tito” las entregó a otro coyote mexicano a quien le decía “Rata,  recibió dinero, lo cual les pareció extraño a las jóvenes que fueron trasladadas a “Diamantes”. Era domingo y en el lugar habían como quince mujeres que evidentemente se prostituían. “La Rata” les explicó que era el lugar y cuando ambas se pusieron a llorar les dijo que ellas no se prostituirían porque solo se dedicarían a las labores de la cocina.

Así pasaron cerca de un mes, trabajando en la cocina, pero sin recibir cinco centavos de sueldo . Cada día una de las prostitutas trataba de convencerlas para que se dedicaran a la prostitución. Les decía que les iría mejor trabajando de eso que yéndose al Distrito Federal, porque ahí no había trabajo.

Julia y Guadalupe querían comunicarse con sus padres pero no podían porque tenían prohibidas las llamadas internacionales. A la hora de la comida les servían aparte y sin que ellas se dieran cuenta en los alimentos les ponían una sustancia para volverlas adictas a las drogas. Una noche ambas fueron endrogadas y entregadas a un camionero, quien las abusó. Les grabaron un video y al siguiente día se los mostraron. Las jóvenes lloraban, pero una de las encargadas les dijo que desde ese día tenían que trabajar con los clientes, pues de lo contrario el video iba a ser enviado a El Salvador.

Presionadas por el miedo las jóvenes aceptaron y comenzaron a prostituirse. Cuando a finales de agosto el ejército llegó, ambas aceptaron ser menores de edad, por lo que fueron “aseguradas” y entregadas a las autoridades de migración que las deportó a Guatemala, desde donde lograron conseguir dinero (prostituyéndose) para regresar a El Salvador con sus familiares.

Los padres de ambas jóvenes averiguaron que “Tito” es guatemalteco y que su nombre es Felipe o Enrique Castro y que con ayuda de otros coyotes salvadoreños se dedica a trasladar a jovencitas salvadoreñas a Tapachula, Oaxaca y Tamaulipas, para que se prostituyan.

En Tapachula tiene una red de “coyotes” que se encargan de distribuir a las jóvenes en distintos antros, mientras que en Oaxaca las dejan para que se prostituyan en los antros que se encuentran cerca de las estaciones del tren. En Tamaulipas, el único estado mexicano donde la trata de personas no es delito, las jóvenes son llevadas a sitios donde las prostituyen desde la primera vez, sometidas por la violencia si se oponen.

LA PÁGINA verificó que en los archivos de la Interpol no hay ninguna denuncia ni alerta de búsqueda de Felipe o Enrique Castro de nacionalidad guatemalteco; sin embargo en la delegación de Tecún Umán, el inspector jefe Carlos Mora, señaló que en sus archivos hay denuncias contra Enrique Castillo, alias “Tito”. De unos 50 años de edad, dedicado al contrabando. Existe la posibilidad de que sea la misma persona.

Decenas de salvadoreñas

Los prostíbulos de Tecún Umán y Tapachula cuentan con cientos de prostitutas, muchas de ellas menores de edad. La mayoría son oriundas de Honduras, Nicaragua, Guatemala, México y El Salvador. Casi todas lo hacen sometidas por las necesidades y por su propia libertad, pero hay algunas que lo hacen forzadas por personas dedicadas a la trata de blancas.

En el antro “Dos de Bastos” en Tapachula, hay seis salvadoreñas, todas mayores de edad, pero que comenzaron a dedicarse al trabajo más antiguo de la humanidad cuando eran menores de edad y fueron abandonadas en esa ciudad. En “Tres Estrellas”, otro antro hay dos salvadoreñas que tienen 20 años y tres de prostituirse en el lugar. Ambas fueron abandonadas por el coyote.

Los del abandono es retórica, pues en realidad fueron vendidas a la red de coyotes que opera en la zona interfronteriza entre Guatemala y México y que llega hasta el norte de ese país, donde también compran a las mujeres para someterlas-

Funcionarios del Instituto de Inmigración de México, calculan que el 60 por ciento de las prostitutas que hay en Tapachula son centroamericanas, cuyo sueño original era llegar a los Estados Unidos, pero que por diversas circunstancias se quedaron en  el lugar. Muchas de ellas obligadas por coyotes, como el caso de Julia y Guadalupe, quienes tras vivir la dura experiencia de la prostitución, solo quieren olvidar el pasado y rehacer sus jóvenes vidas.

Diario digital de noticias de El Salvador

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