LPG-Editorial-Venezuela está hoy en un nuevo escenario

 Y la ilusión de crear una confederación de naciones latinoamericanas bajo el dominio “bolivariano” no tiene ni pies ni cabeza.

Escrito por Editorial.29 de Septiembre. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

El surgimiento estruendoso del populismo en Venezuela fue la principal consecuencia del colapso práctico de los grandes partidos tradicionales, que se fueron haciendo cómplices para lo malo y dejando de lado sus originales apuestas a lo bueno. Cuando el sistema de partidos entra en crisis aguda, todo el sistema político queda expuesto a la extrema imprevisibilidad. Se vio en Perú con Fujimori y se ha visto en Venezuela con Chávez, ejemplos emblemáticos de lo que pasa cuando no hay tejido partidario sólido y confiable. El “modelo chavista” ha derivado en una apuesta por el llamado “Socialismo del siglo XXI”, que, durante los años más recientes, sin oposición legislativa, ha tenido todo el espacio libre para tratar de imponerse.

En las elecciones del pasado domingo, una oposición altamente fragmentada consiguió presentarse unida, y los resultados están a la vista: aunque el partido chavista logró conservar la mayoría, no alcanzó los dos tercios necesarios para hacerse del control total del ente legislativo. El esquema de reparto de puestos está montado para favorecer al oficialismo, pero eso no oculta que la oposición tenga más votos que el partido de Chávez, lo cual indica que la retórica populista y socialista, unida a la gran maquinaria montada para ello, no son capaces de sostener indefinidamente una hegemonía artificial contra el sentir creciente de la ciudadanía. Los resultados son muy reveladores de que el futuro inmediato podría traer sorpresas correctivas.

Desde hace más de una década, Hugo Chávez se ha beneficiado tanto de la desorganización total de la oposición como del enorme caudal de recursos que aporta la riqueza petrolera. Todo ello para montar un esperpéntico escenario en el que sea posible soñar con la perpetuidad haciendo uso del principal recurso del totalitarismo: el engaño de la liberación popular. Nada de eso es real ni realizable. En un mar de petrodólares, la economía venezolana se hunde. Y la ilusión de crear una confederación de naciones latinoamericanas bajo el dominio “bolivariano” no tiene ni pies ni cabeza.

Así las cosas, y teniendo en cuenta una lectura verdaderamente comprensiva de los resultados electorales del domingo, tanto al Presidente Chávez como a la oposición política les quedan dos caminos posibles, uno constructivo y el otro destructivo. Para Chávez y el chavismo, el camino constructivo sería asumir la lección de esta elección y entrar en fase de reajuste profundo de su proyecto; y el camino destructivo sería tomar los signos electorales como un desafío a su ego y tratar de profundizar a toda costa y contra todo razonamiento su “modelo” perpetuador. Para la oposición, el camino constructivo sería emprender de inmediato su real unificación, a modo de convertirse en un verdadero sujeto habilitado para competir en las pruebas que vienen; y el camino destructivo sería envalentonarse con esto que no es victoria sino augurio de victoria y seguir en su dispersión básica.

¿Qué hará cada quien de aquí en adelante? Las respuestas se irán viendo en el futuro inmediato. Desmontar un tinglado absurdo siempre es tarea compleja, sobre todo cuando se trata del poder político, y más cuando éste ha optado por la irracionalidad erigida en modelo con aspiración a ser sistema. En todo caso, hay ahora en Venezuela un nuevo escenario, y muchas opciones están abiertas. Lo que llegue a pasar ahí no sólo les interesa a los venezolanos sino también, y muy en serio, a todos los que estamos en los entornos.

Venezuela está hoy en un nuevo escenario