LPG-Crónica de una amenaza anunciada

Escrito por Sherman Calvo Muñoz.26 de Septiembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

La libertad de expresión está muy amenazada. Alguien la ha definido como una institución en peligro de extinción. Y creo que no todos tenemos conciencia de la gravedad de ese peligro. He llegado a la conclusión de que si no se actúa con urgencia será muy pronto una libertad en peligro de extinción. Sin lugar a dudas, la libertad de expresión del pensamiento es la base de todas las libertades y constituye el pilar fundamental de la democracia. Es por ello que como industria publicitaria salvadoreña apoyamos el desarrollo y consolidación de la libertad de expresión y el derecho a la información.

Estamos plenamente convencidos de que, así como no puede haber democracia sin el ejercicio de un periodismo libre, transparente y constructivo, también la libertad de expresión pierde su auténtico sentido, cuando sobreponen los intereses particulares y se manipula la realidad de los hechos para generar una opinión pública distorsionada. El ejercicio de un periodismo libre e independiente, que ejerza la crítica constructiva en un plano de ética profesional, contribuye en la administración de justicia, genera un debate vigoroso de los asuntos públicos, constituye una herramienta útil y necesaria para perfeccionar la democracia, para promover la paz, los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad social.

Nunca debemos olvidar que la libertad de expresión y el ejercicio de un periodismo altamente profesional, objetivo, imparcial y crítico es la garantía de la democracia. Cuando un pueblo, así como el nuestro, intenta tener una irrestricta libertad de expresión, se acrecienta la responsabilidad de todos los sectores sociales, económicos, políticos y culturales, adquiriendo los medios de comunicación un mayor compromiso de informar con alta responsabilidad a la sociedad. En sentido contrario a esta corriente de libertad de expresión que debemos oxigenar constantemente, están los fallos de la jueza de Menores, como de la Cámara de Menores, contra LA PRENSA GRÁFICA, y en particular contra su presidente, por las fotografías publicadas del ataque con arma blanca en el cual fue víctima mortal el joven Carlos Garay, constituyen un nefasto ejemplo de cómo no se debe juzgar y de cómo se ve afectado ese periodismo libre e independiente.

Sentar un precedente con una resolución judicial aberrante crea la obligación de actuar de la misma manera ante un caso futuro. ¡¡¡Poner en el banquillo de los acusados a un medio y a su presidente por retratar un homicidio y no a los presuntos delincuentes no es la justicia que pedimos los salvadoreños a los juzgadores!!! (esas mismas fotografías fueron admitidas como prueba en otro juicio por ese mismo homicidio) “¡Oh Justicia! ¡Cuántas injusticias se cometen en tu nombre!”

Es un hecho incuestionable que en el marco de la sociedad moderna y democrática, los medios de comunicación representan un poder social con capacidad y responsabilidad de construir una opinión pública sana e inteligente, para la consecución del bien común. De ahí que debe ser una aspiración permanente la búsqueda de un mayor desarrollo en los medios de comunicación en nuestro país para que el pueblo ejerza una crítica constructiva y adquiera una capacidad propositiva para la solución de los problemas nacionales.

Establecida esta base, debemos aceptar que la libertad de expresión está amenazada en el mundo... y cada vez más en América Latina. Se trata de limitaciones o de restricciones excesivas y en otros casos se trata de censuras totales como ha ocurrido en Venezuela, hay otros casos en Ecuador, Bolivia y recientemente aparecen síntomas de estas amenazas en Argentina. La tendencia existe, es grave y casi siempre es irrevocable. Necesitamos libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia. La libertad de expresión es también el oxígeno de la comunicación comercial, de su creatividad, de su capacidad de penetración, de su impacto.

Si estas tendencias no son combatidas y controladas ahora, existe el riesgo de que nuestra industria publicitaria sea seriamente dañada en carne propia de los anunciantes, que verán mermada su capacidad de competir y de introducir nuevos productos; los medios, para los cuales la inversión de ciertas categorías de productos se esfumará; y las agencias de publicidad, que como intermediarias entre ambos, obviamente se perjudicarán. Eterna vigilancia es el precio de la libertad. Debemos tomar conciencia de que la venerada libertad de expresión es la más grande de todas las libertades: la libertad de expresión artística, comercial, cultural, política... todas esas libertades forman parte de la matriz de la libre expresión, consagrada por todos los códigos y por todas las constituciones del mundo democrático. Esa es una verdad no negociable. La libertad es el instrumento que puso Dios en manos del hombre para que realizase su destino.

Crónica de una amenaza anunciada