EDH-Editorial-El mérito de la derecha fue reconstruir lo destruido

Los intereses de los pobres no se defienden con discursos o con críticas, sino con empleo, inversión, mayor producción y eficiencia. Se dice desde siempre que obras son amores, que no buenas razones

08 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

La fuerza de la derecha --como movimiento político, como concepción del mundo y de la sociedad, y como sistema económico-- es la fuerza de la libertad, de la eficiencia productiva y de los principios morales. Los cambios que introduzca en sus planteamientos y plataformas se deben siempre enmarcar en la sensatez, la buena experiencia y lo que son las tradiciones jurídicas de la civilización occidental.

Son interesantes los comentarios que hiciera hace poco un colaborador de EL DIARIO DE HOY respecto a las realidades y desafíos del país con el nuevo gobierno, pero adolecen del problema de las medias verdades y de desconocer mucha de la historia reciente.

Decir que ARENA no fue exitosa en mejorar la calidad de vida sin referirse al mismo tiempo a la espantosa destrucción perpetrada por la izquierda en los Ochenta, es desmarcarse de la realidad.

ARENA no avanzó lo que se propuso porque tuvo que recuperar mucho del terreno perdido a causa de la agresión armada. El costo de reconstruir el sistema eléctrico, la red vial (que en menos de quince meses del nuevo gobierno está rápidamente deteriorándose), los puentes, las escuelas, la infraestructura estatal y la institucionalidad, absorbió una enorme cantidad de recursos. El endeudamiento del país fue originado por la reconstrucción, no por gastos políticos o programas sociales.

Esto lo confirma toda persona al ir por las calles de nuestras ciudades, contemplar el reducido movimiento comercial en tiendas y mercados, ver la cantidad de casas con rótulos de "se vende" o "se alquila" en barrios y colonias.

Seamos libres para llegar a ser prósperos

Pese a tener que poner en pie lo que la guerrilla destruyó, la derecha tiene en su haber importantes logros: se redujo el analfabetismo casi al nivel del Segundo Mundo, se eliminó mucha de la pobreza y se pudo colocar al país como una economía de renta media, como lo demuestran cifras de entidades internacionales como el BID y Banco Mundial. Es falso que "estamos peor que antes" como lo pretende la propaganda de la extrema izquierda, como lo confirma cualquier viajero que estuvo aquí en los Ochenta y visita de nuevo el país ahora. Comencemos con que hay en uso seis millones de celulares y se ha casi triplicado el parque vehicular, lo que no sucedería si hubiéramos retrocedido.

La principal consecuencia económica de la guerra además de los setenta mil muertos, fue haber retrocedido al país cuarenta años en su desarrollo. Ha sido hasta el dos mil seis que recuperamos los niveles de ingreso de 1978. Fue por la destrucción y las matanzas que casi se pierde la seguridad jurídica; adicionalmente mucha mano de obra especializada emigró al exterior. El sector privado tuvo que recomenzar casi desde abajo y lo ha hecho muy bien.

Los intereses de los pobres no se defienden con discursos o con críticas, sino con empleo, inversión, mayor producción y eficiencia. Se dice desde siempre que obras son amores, que no buenas razones.

Es un sofisma aseverar que los pobres no son libres por su pobreza, cuando a lo largo de la historia se ha demostrado que hay que ser libres para salir de la pobreza. Las misérrimas condiciones de vida de los cubanos, como antes de los soviéticos y los chinos comunistas, fueron y son resultado de la casi total falta de libertad, de la opresión policial.

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