Escrito por C. Marchelly Funes. 01 de Diciembre. Tomado de de ContraPunto.
Siempre existirán aquellos que esbozan sus tesis en blanco y negro, en bueno y en malo, o peor aún, en nombre de la libertad y de la democracia.
SAN SALVADOR-El ver y leer tantas versiones peyorativas de la participación del vicepresidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, en el primer encuentro de Partidos de Izquierdas celebrado en Caracas, Venezuela, el pasado fin de semana me ha motivado a presentar otra versión del asunto. Sé que un tema de esta naturaleza debe abordarse lejos de fanatismos ideológicos y que las emociones deben asentarse para poder emitir un juicio medianamente objetivo. Empero, compartiré algunas impresiones con ustedes, porque después quiero hablar de otro tema, no tan distinto, que también ha sido ampliamente abordado por los medios de comunicación, pero de manera más neutral.
Esta es una interpretación diferente de las premisas manejadas por la mayoría de analistas políticos: salvarse del socialismo o no, de los sueños de las izquierdas, de la fe por cambiar las injusticias sociales, de los anhelos por los que muchos y muchas entregaron sus vidas en algún momento, en algún lugar de este país, o de otros tantos, que lucharon por construir “mundos imposibles”.
Siempre existirán aquellos que esbozan sus tesis en blanco y negro, en bueno y en malo, o peor aún, en nombre de la libertad y de la democracia. ¿Cuáles son los límites de estos “defensores”? Siempre existirán hombres y mujeres de convicciones frágiles que se asusten ante los sueños “utópicos” de la izquierda salvadoreña, no porque desconfíen de sus líderes, sino por una razón más simple, y también más convencional: el bombardeo desinformativo que hacen las grandes empresas mediáticas identificadas con la ultra derecha del país.
El compromiso firmado por Sánchez Cerén en Venezuela se apoya en las convicciones de su partido y no en la línea estratégica de la política exterior del presidente de la República, Mauricio Funes.
No habían pasado ni 24 horas después que Cerén se pronunciara en Venezuela, cuando los medios locales, la oposición y algunos “analistas” ya estaban entretejiendo sus estrategias detractoras encaminadas a separar al presidente Funes del partido oficial. Las plumas y comentarios no han descansado, exponiendo el tema a su antojo y desde intereses derechistas. En este contexto, surge una interrogante que quizás se la han planteado muchos: ¿Cuál es la verdadera intención de la derecha política y mediática al polemizar este tema? Dividir y distanciar al Ejecutivo del partido de Gobierno. ¿Qué tiene de relevante un desacuerdo entre presidente y partido oficial? El ambiente político salvadoreño siempre ha estado marcado por las fuertes discrepancias, divisionismos y distanciamientos entre gobernantes y partidos, y entre presidente y funcionarios, sino basta recordar la renuncia del ex ministro de hacienda Guillermo López Suárez, cuando intentó impulsar una reforma fiscal, que no cayó bien dentro de ARENA, y no tuvo ningún apoyo de Elías Antonio Saca o la falta de acompañamiento que recibieron de parte del partido de gobierno Saca y Francisco Flores.
Hay derechistas que son inquisidores, por falta de alas para volar. Se reconocen enseguida: Hacen daño en nombre de la libertad y de la democracia, uno los conoce y, sin embargo, nos cuesta desenmascararlos. Hablan y critican todas las iniciativas y esfuerzos del Ejecutivo y del FMLN que amenazan sus intereses particulares; cercan y minan toda posibilidad de estabilidad entre el partido y Funes con el objetivo de acabar de una vez con el proyecto de unidad, con la esperanza, con la fe de llevar desarrollo, justicia y equidad a los menos favorecidos. Cuando dicen que las relaciones del país con los Estados Unidos están en peligro por las actuaciones de Cerén mienten y engañan a la sociedad salvadoreña, bien ha hecho el ministro de Relaciones Exteriores en aclarar públicamente que no hay nada de qué preocuparse y que los lazos comerciales, diplomáticos, sociales y económicos entre ambas naciones se desarrollan con normalidad.
No comprendía muy bien las intenciones mediáticas del tema, aunque las intuía, pero ayer al ver en los titulares de la prensa entendí que, más que un problema es una estrategia de ARENA, ya que necesita tiempo para recuperarse, reestructurarse y opacar el quehacer del nuevo Gobierno. Ayer fue el día en que el COENA presentó a sus “nuevas” caras. ¡Vaya reestructuración la que ha hecho este instituto político!
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