Sin buscarlo o desearlo, el nuevo gobierno parece haber creado un entrampamiento general con los despidos masivos de los funcionarios y técnicos
Editorial. Martes 11 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Los esenciales medios de producción en la Edad del Conocimiento, conocimiento e información, son precisamente esos: el saber, la experiencia acumulada y el "know how", las comunicaciones, las alianzas y el conjunto de intangibles que incluyen la seguridad jurídica, la confianza en los contratos y la fortaleza de las instituciones que sostienen el engranaje económico del planeta. El sistema productivo contemporáneo dejó de depender en gran medida de la fábrica y lo material, para basarse en estructuras formales, del intelecto; se dice que unas cuantas marcas -–eso, marcas— tienen más valor que todo lo material de muchos grandes países desarrollados.
Si es ese el caso del sector productivo privado, en los gobiernos lo formal, institucional y legal lo es casi todo, incluyendo regulaciones, prácticas, usos y el conocimiento de antecedentes, referencias y el buen acoplamiento del trabajo de secciones y organismos entre sí. Al no existir entendimiento entre las partes y no haber una memoria institucional, se cae en el desorden y falta de comunicación de la bíblica Torre de Babel, cuando cada uno hablaba su propia lengua sin lograr hacerse comprender por el que tenía al lado.
Sin buscarlo o desearlo, el nuevo gobierno parece haber creado un entrampamiento general con los despidos masivos de los funcionarios y técnicos que manejaban la información y eran la memoria institucional e histórica en ministerios, autónomas y dependencias públicas. Los niveles superiores del llamado "sector público" han sido removidos de la noche a la mañana, poniendo serias y complejas responsabilidades en manos de personas que no tienen, por definición, los saberes y la comprensión de lo que allí pasa, pasó y debe pasar. Al cortar de tajo a los principales funcionarios, los nuevos "meritócratas" se quedan sin nadie a quien consultar el porqué de que tal cosa se hace así y no asá, o cómo se tiene que hacer para no despanchurrar una gestión.
La impresión que hay, apoyada por toda suerte de señales, es que cada institución tenía asignada una cuota de nombramientos con salarios altos para entregar en cuestión de días las plazas de los conocedores y técnicos. No hubo evaluaciones de ninguna clase -–total rechazo del derecho de audiencia-- ni los nuevos tuvieron la mínima oportunidad de saber de boca de los destituidos cuáles son sus funciones. Se echó de golpe a la mejor gente.
Cuando dos pavos reales chocan entre sí
En esto el gobierno ignoró una regla básica de buena administración: que entrenar a nuevos empleados y trabajadores tiene un alto costo, lo que ha hecho que muchas empresas en el mundo, a pesar de la crisis, no hagan toda la reducción de personal que se requiere pues reentrenar puede ser mucho más costoso que los ahorros que se consiguen despidiendo empleados.
El público será el primero en padecer las consecuencias de decisiones y actos errados que surjan de la inexperiencia o el desconocimiento de alguien que no conoce bien sus funciones y que además no tiene a nadie a quién preguntar. Es proverbial que reconocer fallas propias es poco usual, más tratándose de un flamante viceministro o director de dependencia que por su posición se cree infalible. ¿Ante quién se puede apelar? ¿Qué sucede, por ejemplo, cuando el afectado es un gobierno o entidad del exterior? ¿Cómo se van a enderezar los encontronazos entre dos funcionarios igualmente ignorantes?
Ya raya este tipo de advertencias. Eleven su estilo y nivel politico de oposicion. Pongan casos concretos para ganar un poquito de credibilidad. Ese cambio de personal que uds tanto critican se da cada vez que hay alternancia. Nada se ha venido abajo por las razones que uds sostien. De seguro que hay cierto efecto por el nuevo personal pero no es catastrofico. Es mas ese bajon en eficiencia se va a poder sopesar con la disminucion en el robo a las arcas publicas que los capaces de uds robaban del pueblo a dos manos.
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