Si acaso, el ingreso a las universidades debiera ser mucho más restringido y no al revés, como quisieran los encapuchados.
Escrito por Joaquín Samayoa.16 de Marzo. Tomado de La Prensa Gráfica.
El marxismo panfletario es una burda simplificación que distorsiona completamente las ideas de los intelectuales que le dieron origen y organicidad teórica a esa controversial pero respetable corriente de pensamiento. La distorsión propagandística está hecha para consumo de los que no tienen capacidad de pensar y es divulgada por los que no quieren que la gente piense, porque siempre es más fácil manipular a los ignorantes y a los fanáticos.
En el ámbito de la acción política, el marxismo panfletario se complementa de maravillas con el izquierdismo ideológico, que el mismo Lenin calificó como una enfermedad infantil del comunismo. Los encapuchados que año tras año secuestran el campus de la UES para exigir la admisión de jóvenes que no tienen la más mínima capacidad intelectual para aprovechar una educación universitaria constituyen uno de los ejemplos más ilustrativos de ese marxismo mal digerido y de esa praxis política que en nada beneficia al proletariado.
Es completamente errónea la noción que tienen estos jóvenes de que todo lo que hace falta para ser universitario es tener conciencia de clase. Pero además, con sus acciones y con sus declaraciones, ponen en entredicho su propia conciencia de clase, porque si su conciencia no fuera tan falsa, entenderían que, además de conciencia, hace falta mucha capacidad científica y técnica para ayudar a los pobres a superar su condición de pobreza y exclusión social.
Es también errónea su noción de que la UES es una universidad de los pobres. Como su nombre indica, es la universidad de El Salvador; de toda la sociedad y para toda la sociedad. Su razón de ser no se agota en la oferta de educación superior para los que no pueden pagar una universidad privada. Su principal misión es generar conocimiento y formar recurso humano en función del desarrollo económico, social y cultural de El Salvador. Pero esa misión nunca podrá siquiera comenzar a lograrla si continuamente la estamos forzando a diluir sus recursos y sus esfuerzos admitiendo a muchos más estudiantes que los que puede atender.
Es errónea la noción, compartida por una gran cantidad de gente en nuestra sociedad, de que la universidad es el único vehículo para el ascenso económico y social. La universidad no es para cualquiera; es para los que tienen una clara vocación académica o profesional y tienen además talento y voluntad de esfuerzo para someterse a una exigencia rigurosa. A quienes cumplen todas esas condiciones pero carecen de recursos económicos, el Estado está obligado a ofrecerles una opción de educación universitaria.
Este no es un tema de ricos y pobres. La condición socioeconómica familiar es un factor que condiciona en considerable medida la calidad de las oportunidades de educación básica y media de los niños y jóvenes. Pero son demasiado abundantes como para considerarse excepcionales los casos de jóvenes que crecieron en pobreza pero llegan a ser muy buenos estudiantes, así como los casos de niños que crecen en abundancia pero no logran desarrollar los hábitos, valores y aptitudes necesarias para aprovechar una educación universitaria.
La verdad es que tanto la Universidad de El Salvador como las universidades privadas tienen estándares de admisión demasiado bajos. Una gran parte de la población estudiantil universitaria está mal gastando su tiempo, su dinero y los limitados recursos de los centros educativos, presionando además hacia una constante disminución de las exigencias académicas y contribuyendo consiguientemente a la mala calidad de toda la educación superior. Si acaso, el ingreso a las universidades debiera ser mucho más restringido y no al revés, como quisieran los encapuchados. En este punto, debo reconocer una vez más la posición lúcida y firme del actual rector de la Universidad de El Salvador.
En lo que concierne al Estado salvadoreño, los esfuerzos deben orientarse prioritariamente a (1) mejorar sensiblemente la calidad de la educación inicial, básica y media; (2) financiar un gran proyecto de expansión, diversificación y modernización de la educación tecnológica superior; (3) diseñar y ejecutar programas permanentes de orientación para estudiantes de bachillerato, y (4) reforzar selectivamente el financiamiento de la Universidad de El Salvador para promover la investigación científica y la formación profesional en las áreas más críticas para el desarrollo económico y social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.