“Hay un reconocimiento a transición a gobierno de izquierda que se mantiene en democracia. Su mayor contribución en combatir al narco sería impulsar legalización de la droga.”
Escrito por Rafael Castellanos.22 de Marzo.Tomado de La Prensa Gráfica.
Usted escogió atinadamente visitar Brasil, potencia mundial, planteando una relación como iguales, con grandes posibilidades de negocios mutuos; a Chile, reconociéndolo como modelo de democracia, crecimiento económico y desarrollo social, alentando a Latinoamérica a seguir su ejemplo.
Es un honor, que siendo tan pequeño para sus intereses, escoja a El Salvador en la región, entre buenos prospectos. Hay motivos aparentes.
Pasamos de la guerra a la paz y democracia, en alternancia democrática llegó al gobierno una izquierda declarada enemiga de Estados Unidos, pro ALBA, en alianza con Funes, moderado que hizo prevalecer su oferta de mantener los vínculos tradicionales con Estados Unidos en contra de su partido. Los que hace un año insultaban en la plaza pública a EUA, ahora se declaran complacidos por su visita.
El cambio de poder de derecha a izquierda manteniendo la democracia e institucionalidad permite a EUA enviar el mensaje de que este tipo de países es con quienes quiere relacionarse.
Reconoce nuestra larga tradición de amistad y aliados, que tenemos un TLC vigente, que enviamos tropas a Iraq y aproximadamente 3 millones de salvadoreños viven en su tierra.
La nación se pregunta qué esperar de su visita más allá del mensaje político, del merecido espaldarazo al presidente Funes por el camino escogido y alentar al FMLN para seguir la ruta democrática y no abrazar al grupo Chávez. ¿Hay posibilidades de ayuda económica?
No es tiempo aún de un segundo FOMILENIO, quizá califiquemos en “Partnership for Growth”. La situación de la economía de Estados Unidos es difícil y su partido no controla el Congreso, pero quizá es posible.
Una reforma migratoria y más TPS no están totalmente en sus manos, la dura posición republicana antiinmigrante lo hace difícil, pero cualquier ayuda es buena.
El mayor aporte que puede hacer en la lucha contra el narcotráfico en la región (de mutuo interés) es tratar de que se cambie la forma de combatirlo. No se logra mucho con más de lo mismo, escasos fondos para enfrentar un enemigo con muchos más recursos y agilidad.
El Plan Mérida destinó a El Salvador una cifra minúscula, que los carteles de la droga pueden superar por mucho fácilmente. Mientras, la sociedad se corrompe y se llena de sangre por la violencia derivada. La impunidad con que salen libres y seguirán saliendo los narcos hace ver lo inútil de pelear por el lado de la oferta.
Señor presidente, usted seguramente comprende que la única solución viable al problema común es la legalización en EUA y Europa de las drogas duras, tratándolo como un tema de salud pública. Al venderse en farmacias controladas, el precio disminuiría tanto, que el dinero de los narcos se esfumaría como el de los gánsteres en la época que se legalizó el alcohol.
Con ello terminaría el peligro de que la región sea plataforma para Irán o cualquier radical que amenace su seguridad nacional. Estas sociedades dejarían de corromperse, sangrar y seguir camino a ser estados fallidos.
Claramente, esto no es fácil, se oponen poderosos y su sociedad aún no está lista para votar por ello. Pero mientras no se haga campaña en serio para convencerlos de que es lo mejor, seguirán igual.
Conviértase en líder de esta difícil tarea, presidente Obama. Pasará a la historia no como promesa, sino como gran estadista.
Mientras tanto, serán aportes transcendentes que sus agencias intensifiquen la exposición de ex funcionarios y funcionarios involucrados en crimen organizado y lavado de dinero que difícilmente serán perseguidos por la justicia salvadoreña. Eso es crucial para limpiar el campo que dificulta la lucha actual y ser más eficientes.
Buena elección visitar a la tumba de Monseñor Romero y Joya de Cerén, apertura con el movimiento social y reconocimiento de nuestra cultura centenaria.
Bienvenidos, presidente Obama y familia.
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