Escrito por Carlos A. Rosales.22 de Marzo.Tomado de La Prensa Gráfica.
carlos32262@yahoo.com
La política es cosa de mensajes. Estos pueden ser verbales, pero también pueden ser gestos. Los gestos son poderosas herramientas para comunicar apoyo y solidaridad, o bien para transmitir disenso. En el ámbito diplomático y en la política internacional, los gestos suelen cobrar muchas veces más importancia que los mensajes verbales.
La visita del presidente estadounidense, Barack Obama, a Latinoamérica que comenzó el viernes es un gesto de acercamiento e interés en la región por parte del mandatario norteamericano. Es claro por qué Obama va a Chile y Brasil. El peso económico, la importancia estratégica y la estabilidad democrática de ambas naciones justifican su inclusión en el trayecto presidencial.
Pero la gran incógnita desde el anuncio del viaje ha sido el motivo de la inclusión de El Salvador al itinerario de Obama. No han sido pocos los que han cuestionado la decisión. Argentina resintió públicamente su exclusión del viaje, aún cuando la política exterior de la presidenta Cristina Kirchner ha dado un silencioso pero perceptible giro de distanciamiento con Caracas y de acercamiento a Washington.
Tampoco han sido pocos los analistas en El Salvador que han cuestionado la visita del presidente estadounidense. Sobre todo cuando es claro que ya terminaron los días de la afinidad ideológica entre los mandatarios areneros y la Casa Blanca republicana de George W. Bush.
Pero desde un comienzo hubo reciprocidad en los mensajes verbales y en los gestos de interés y amistad entre el presidente salvadoreño y su contraparte estadounidense. El día de la toma de posesión de Funes como mandatario, el presidente salvadoreño fue claro en mencionar a Obama como uno de sus grandes referentes.
No hay que olvidar además que en la audiencia esa calurosa mañana se encontraba la secretaria de Estado, Hillary Clinton. La última vez que un representante estadounidense de tan alto nivel visitó el país para una toma de posesión fue en 1984, cuando el entonces secretario de Estado, George Shultz, acudió a la investidura de José Napoleón Duarte como mandatario.
Claramente, los mensajes de Funes no cayeron en oídos sordos. La presencia de Clinton en las instalaciones de la Feria Internacional fue un gesto contundente de interés y acercamiento por parte de EUA. Así, desde aquel 1.º de junio de 2009, los vínculos y relación entre CAPRES y la Casa Blanca han ido creciendo.
Además, El Salvador y Estados Unidos están inequívocamente unidos por lazos económicos, políticos e históricos. La importancia del CAFTA, el TPS y las remesas que envían al país los casi dos millones de migrantes salvadoreños en EUA han creado una enorme dependencia por el lado nuestro.
La base de monitoreo antinarcóticos en Comalapa y la reiterada alianza en temas de seguridad pública (Plan Mérida) consolidan la relación entre ambas naciones. Para no hablar de la participación por cinco años de las tropas salvadoreñas en la Fuerza Multinacional en Iraq.
En el ámbito ideológico y geopolítico, la prudencia y moderación del presidente Funes en torno al tema de Hugo Chávez y la ALBA son meritorios del reconocimiento de la Casa Blanca.
A escala nacional, Funes ha hecho lo propio para contener el extremismo del FMLN, y para promover el diálogo político y priorizar las normas democráticas.
Por lo tanto, la llegada de Obama hoy al país es un gesto importante. Es un reconocimiento a la ejemplar transición política que vive el país y es un guiño de Obama al manejo prudente y moderado de Mauricio Funes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.