Escrito por Geovani Galeas.22 de Marzo.Tomado de La Prensa Gráfica.
geovanigaleas@hotmail.com
El Salvador fue gobernado por una bruma de coroneles y generales entre 1931 y 1979. En Libia, un solo coronel ha ejercido el poder desde 1969 hasta la fecha. El elemento común en ambos casos es la intolerancia a la oposición, la represión política, y en consecuencia el alzamiento popular y la guerra civil.
Pero algunos sostienen que lo que ocurrió en El Salvador, durante aquella larga noche de 48 años, fue en realidad un esfuerzo por preservar la democracia ante la amenaza comunista. El problema según ellos era el expansionismo de Moscú. Y no se trata de un chiste.
Como tampoco es un chiste que, para otros, lo que Libia ha vivido en los últimos 42 años es en realidad una genuina democracia acosada por el imperialismo. Que el coronel Gadafi gobierne con mano de hierro y haya mandado a dinamitar un avión comercial, matando a 270 civiles, es otra cosa. El problema según estos es la voracidad de Washington.
Es aquí donde la ideología funciona como un lente deformante de la realidad, y convierte en héroes redentores del pueblo a los puros y simples dictadores militares. Por ejemplo, el general Augusto Pinochet y el comandante en jefe Fidel Castro pueden apoyarse en las armas para proscribir y reprimir el disenso político, pero serán distintos según la filiación ideológica de quien los juzgue.
Ayer, como tantos otros jóvenes de su generación, Sigfrido Reyes se alzó en armas contra la dictadura militar salvadoreña. Eso era necesario y justo. Su esfuerzo contribuyó para que aquel oprobio llegara a su fin y se estableciera entre nosotros la democracia. Esa democracia que permitió al FMLN convertirse en partido de gobierno, y al mismo Reyes ascender a la presidencia de la Asamblea Legislativa.
Pero Sigfrido Reyes, el pasado noviembre, escribe en su página web personal lo siguiente: “La revolución Libia ha dado un gran aporte en la Teoría Universal de la democracia”. Para Reyes, contra toda evidencia, Gadafi no es el brutal coronel que ordena los bombardeos contra la población civil, sino el preclaro filósofo que descubrió en su Libro Verde la orilla azul de la democracia. Y así escribe Reyes a propósito de los comités revolucionarios de Gadafi:
“Inspirados en la Tercera Teoría Universal planteada en el Libro Verde, que explica la importancia de que el pueblo ejerza la democracia directa, convocan al establecimiento del poder del pueblo en la sociedad, es decir, empoderar a los pueblos en la toma de decisiones importantes en los Estados”.
Washington apoyó a los dictadores militares latinoamericanos y les llamó defensores de la democracia. Fue un error muy grave. Esas dictaduras costaron mucha sangre a nuestros pueblos. Sigfrido Reyes llama democracia directa a la dictadura del coronel Gadafi. También es un error. También esa dictadura está ahogando en sangre a Libia.
El presidente de nuestra Asamblea Legislativa es uno de los jefes del partido de gobierno que ha invitado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a visitar nuestro país. Ojalá no haya problemas porque, como se sabe, en días recientes Obama declaró la guerra al coronel Gadafi, sus comités revolucionarios y su Tercera Teoría Universal de la democracia.
No hace mucho, el coronel Hugo Chávez, también partidario de la democracia directa y socio y amigo de Gadafi, le regaló personalmente a Obama un libro que denuncia las tropelías del imperialismo norteamericano en nuestras tierras: Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Fue un acto político que algunos consideraron astuto y sutil.
¿Podría ser que Sigfrido Reyes, que no carece ni de astucia ni de sutileza, en un gesto de sana emulación socialista, le entregue a Obama, en propia mano, un ejemplar del Libro Verde, escrito por el coronel Muamar Gadafi?
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