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2011/03/16

EDH-Los gobiernos se ganan la confianza paso a paso

 El ex presidente de Chile, Ricardo Lagos, fue el orador invitado en el enade 2011. Instó a fortalecer la institucionalidad del país para lograr el desarrollo

Ciro Granados.16 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.

 

El desarrollo de El Salvador dependerá de la inversión a largo plazo; la inversión a largo plazo cuelga de la predictibilidad y ésta se ampara en una palabra tan importantísima como aburrida para el ciudadano común: institucionalidad.

Para quien no esté familiarizado con ese término, institucionalidad es nada menos que el respeto a la ley, normas claras e instituciones fuertes.

Gobiernos van y gobiernos vienen, y lo que determina el fracaso estrepitoso de la improvisación o el éxito de la continuidad (sean derechas o izquierdas) es ese conjunto de reglas que establecen los rangos de la discrepancia en los modelos o estilos de gobierno.

Esa institucionalidad permite un desarrollo económico que deberá llegar hasta el menos favorecido, y el éxito de un trabajo en conjunto entre el gobierno y los sectores productivos pasa por una confianza que se gana paso a paso.

Ricardo Lagos tiene experiencia en esto de los cambios de gobierno en los países. Él, como ex presidente chileno (2000-2006) era el primer socialista que alcanzaba el poder después de la caída de Salvador Allende.

Por eso sabe y predica acerca de la confianza que se debe generar desde los gobiernos recién llegados con una oposición que vuelve a probar el agridulce sabor de estar fuera del poder.

Los consensos son imprescindibles. Y para lograrlos Lagos tiene una receta que todo el mundo conoce pero que pocos practican: "Ponerse en los zapatos del otro".

Y añade que ese diálogo desemboca en una democracia, pero que debe ser una democracia que entregue algo al ciudadano. Y para poder entregar algo se necesita haber tenido previamente crecimiento económico. Y para eso se necesita inversión. Y para la inversión, confianza. Es un círculo que puede volverse virtuoso o caer en la malignidad del vicio.

"La confianza se va ganando; y para eso hay que aterrizar el discurso hacia cosas concretas... el Puerto La Unión, por ejemplo", dice el ex mandatario austral.

Y cuando esa confianza comienza a florecer y los dólares extra llegan al Estado, hay que ser un verdadero equilibrista para saber cómo invertir eso. No se trata solo de redistribuir tal riqueza en proyectos sociales, sino también reinvertir en el crecimiento. No comerse la gallina de los huevos de oro, pero tampoco ser el capitalista voraz que no piensa en los desposeídos.

"Lo peor de una democracia es cuando los gobernantes dicen : 'Hemos crecido un 6 por ciento' mientras la ciudadanía ve que la calle sigue sin pavimentar o la escuela sigue con las mismas carencias. Las cifras de crecimiento deben tener un sentido para la población", agrega Lagos, horas antes de dar su conferencia magistral en el Enade 2011.

La parte más compleja es saber administrar ese crecimiento.

"Gobernar es caminar por una delicada senda en la que si uno se carga mucho a la redistribución se le va acabar el crecimiento, y si se atraca mucho a la inversión va a tener conflictividad social", dice el político, en una frase que la entienden todos: pueblo, empresarios y presidentes.

Y una de las estrategias para poder conseguir mejor inversión social es, a su juicio, un buen sistema de concesiones.

Más allá del discurso

El crecimiento no es maná, y como tal, la inversión tampoco puede dejarse al azar. La inversión pública se hace porque hay fondos. Y los fondos llegan como préstamos o como los detestables impuestos.

Los consensos público-privados tan necesarios para el desarrollo pueden encontrar un fuerte escollo: las reformas tributarias. ¿Cómo, entonces, pasar o trascender del diálogo hacia esa reforma tributaria?

"En Chile lo que hicimos, más que aumentar impuestos, fue disminuir fuertemente el nivel de evasión. Los países van aumentando la carga fiscal porque la ciudadanía pide más cosas a medida se crece; pero el tema de los impuestos tiene la contrapartida de qué se va a hacer cuando se tengan mayores recursos", dice el estadista chileno.

En esto --señala con vehemencia-- la transparencia es fundamental. No poner la carreta delante de los bueyes. "Tiene que haber mucha transparencia de a qué se destinarán los recursos de lo que se recaude con la carga impositiva".

En el caso de El Salvador, Lagos remite que el panorama es complejo, porque como resultado de la disminución del crecimiento económico hay un déficit importante que se debe solucionar, ya sea recortando gastos o subiendo impuestos. O ambas cosas. O con impuestos transitorios.

Otro de los caminos que se toman para hacer inversión pública es endeudarse.

Chile no tiene el problema de una deuda externa que le ahorque los bolsillos; sin embargo, Lagos opina que lo importante de fondo, no es tanto el porcentaje de la deuda respecto del Producto Interno Bruto.

Lo importante es saber cómo y cuándo se detendrá el factor endeudamiento.

Y para saber eso, en un virtuoso flashback, el político chileno regresa a la institucionalidad-predictibilidad porque la reglas del juego claras permiten esa confianza necesaria.

"Y una cosa es tener institucionalidad y otra es que esta sea eficiente y no se enrede en papeles burocráticos".

Esto se relaciona, por ejemplo, con los niveles de ejecución del presupuesto. Y no solo con que se ejecute de acuerdo a lo planificado, sino que se ejecute bien. En pocas palabras, no hacer compras tontas de última hora solo para cuadrar cuentas.

Para que esto funcione, el consenso es vital.

¿Quién debe dar el primer paso? ¿La oposición? ¿El gobierno?

"Los pasos los tienen que dar ambos aunque cada uno los mida. A todo gobierno que llama a la unidad nacional y se cubre con la bandera nacional le va mejor. Todos los gobernantes deben entender que el cambio de gobierno crea suspicacias", dice el experto.

Añade que esto pasa por entender a la oposición. Por comprender que si bien estar en el poder desgasta, resulta más desgastante estar fuera del poder.

Las palabras del ex presidente chileno calzan con precisión en el momento que vive la sociedad salvadoreña.

Del ejemplo de su gobierno y de la sociedad chilena misma se podrían desprender enseñanzas para la comunidad salvadoreña. De otra manera, la filosofía que envuelve estos planteamientos se quedará en solo una voz y, su falta de aplicación práctica, será una real pérdida de tiempo.

elsalvador.com, Los gobiernos se ganan la confianza paso a paso

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