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2011/03/16

EDH-Hay que dimensionar correctamente la crisis delictiva

 Carlos Ponce.16 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.

En mi artículo de la semana pasada, publicado en este mismo espacio, brevemente hice alusión a las consecuencias derivadas del desacierto en el que incurren los funcionarios de seguridad pública al emplear maliciosamente cifras estadísticas de la criminalidad, fácilmente rebatibles, para proyectar un panorama alentador, pero ilusorio, sobre la crisis delincuencial que experimenta el país.

Además de ser sumamente vergonzoso para los titulares de dicha cartera gubernamental auto-desmentir públicamente sus prematuros discursos triunfalistas, y sufrir todos los efectos nocivos que esto implica en términos de la dinámica al interior de sus respectivas instituciones, la percepción ciudadana sobre la inefectividad y la credibilidad del Ejecutivo en relación a su responsabilidad de atacar la delincuencia, empeora exponencialmente cada vez que esto sucede.

La Fuerza Armada muy probablemente fue la que amortiguó la mayor parte del más reciente embate de este tipo de práctica. La semana pasada, el Ministro de la Defensa, en una entrevista publicada en un rotativo, manifestó que, de acuerdo a "estadísticas internas", la incidencia delincuencial había disminuido en 70% en las zonas en las que operan sus efectivos, pero el Director de la Policía, pocos días después, declaró que el promedio diario de homicidios incrementó de doce a dieciséis. Esta contradicción conlleva un efecto negativo que no se reduce a la credibilidad del interlocutor, sino que contamina también a la Institución castrense, lo que resulta delicado considerando que ésta es la única dentro del gabinete de seguridad que cuenta con alta aceptación de la ciudadanía.

El Salvador está en una situación delincuencial crítica. Informes oficiales y funcionarios nacionales y foráneos señalan elementos sumamente preocupantes. Confirman, por ejemplo, la presencia de organizaciones mexicanas de narcotraficantes (aunque con diferente intensidad) en los países centroamericanos, por los que aseguran que pasa el 95% de la droga consumida por Estados Unidos. Lógicamente, dichas agrupaciones criminales pretenden proteger la ruta por la que transita su mercancía.

En México, la violencia generada por estas estructuras está motivada principalmente por sus intenciones de dominar y establecer control sobre las rutas de trasiego por las que transitan los narcóticos ilegales en su camino a su destino final en Norte América. Esta dinámica se ha trasladado a países como Guatemala, en donde dichas organizaciones buscan afincarse y proclamar como propias las rutas que siguen sus cargamentos. El Salvador no está inmune. Funcionarios salvadoreños han revelado que Los Zetas y el Cartel de Sinaloa tienen interés en asegurar su control en el país. Incluso ya "han intentado infiltrarse en la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil". Adicionalmente, las autoridades aseguran que las estructuras aztecas han identificado a las pandillas que operan en El Salvador como potenciales aliados.

Aparentemente, las instituciones responsables no advirtieron esto a tiempo o no lo han podido evitar, ya que las pandillas ya están incursionando en este negocio. Según publicaciones de este matutino, informes de inteligencia militar y policial indican que varias de las clicas más influyentes de la MS13 han enviado emisarios a las costas del departamento de la Unión con la misión exclusiva de controlar el contrabando de drogas, personas y otros bienes. La participación de varias de las estructuras más importantes que operan tradicionalmente en lugares más céntricos, sugiere que este tipo de ilícito constituye eje estratégico que ha definido la estructura de mando de dicha pandilla. Esto marca una clara y delicada evolución, que acerca a la agrupación a un nivel de peligrosidad e influencia que el aparato de seguridad gubernamental no está preparado para enfrentar.

Es necesario que los funcionarios del ramo correspondiente dimensionen adecuadamente el problema, tanto en la esfera pública como en privado (incluyendo el manejo responsable de cifras), ya que de lo contrario no lograrán los niveles de credibilidad y confianza necesarios para enfrentar la complicada situación que se avecina.

elsalvador.com, Hay que dimensionar correctamente la crisis delictiva

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