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2011/03/08

EDH-El discurso del rey (de la sensatez)

 Alejandro Alle.08 de Marzo.Tomado de El Diario de Hoy.

Los discursos que se escuchan en las cumbres presidenciales, al menos en las de América Latina, suelen oscilar entre la anodina intrascendencia y la grotesca extravagancia. Entre el humo y los fuegos de artificio, carentes ambos de luz propia que permitiría iluminar el pensamiento de la gente. Algo que evidentemente no es prioridad.

Una notable excepción fue el discurso pronunciado en 2009 por Oscar Arias, entonces presidente de Costa Rica, en ocasión de un encuentro en Trinidad y Tobago, y que un buen amigo me hizo recordar días pasados. Vale la pena reflexionar acerca de su contenido, especialmente ahora, que El Salvador se apresta a recibir la visita del presidente de los Estados Unidos.

Ocurre que el citado mensaje se refirió a la histérica relación que muchos países de la región suelen tener con la principal potencia económica mundial. Una histeria signada por la miopía, que permite encontrar al (supuesto) culpable de todos los males que aquejan a la región, pero que impide hallar las (verdaderas) causas del subdesarrollo crónico que nos aqueja. Algo que, según parece, tampoco es prioridad.

En efecto, comienza Arias con una reflexión infrecuente: "Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo". Cabría agregar que la injusticia, especialmente, es con nosotros mismos, porque no nos permite esclarecer el pensamiento.

Es que la citada histeria, útil para el fulbito tribunero en que suele consistir la política en nuestros barrios latinos, nos hace olvidar del arco de enfrente. Y por eso los goles normalmente son en contra. Es la histeria que nos impide aprender de la historia.

El problema no es sólo que la Revolución Industrial haya pasado como un cometa por América Latina, tal como menciona luego Arias, sino que aún hoy le seguimos cerrando la puerta.

Prueba de ello es que nuestra región muestra una notable caída en la evolución de su productividad durante el período 1960-2010, al comparársela con la de los Estados Unidos, tal como demuestra el estudio de Carmen Pagés (BID, 2010). No sólo eran más productivos en 1960, algo evidente, sino que la brecha se amplió.

No se trata de algo imposible de evitar: son muchos los países en el mundo, incluyendo la notable excepción latinoamericanda de Chile, que acortaron dicha brecha. Y eso se refleja en el nivel de vida de sus habitantes. Nada menos.

Con detalle enumeró varios ejemplos de nuestra evolución fallida, coronando el tema con una sensata autocrítica: "bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos", expresión con la cual se suele citar a tal discurso.

No faltaron las referencias a los magros datos que la región muestra en materia de escolaridad y de mortalidad infantil, prueba irrefutable de que "algo hicimos mal", para terminar concentrándose en dos aspectos que explican las razones de tanto fracaso: la equivocada identificación del "enemigo" y la inconducente discusión sobre los "ismos".

Luego de citar el astronómico gasto en armas y soldados en América Latina, Arias afirmó "yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, ..."

Finalmente, sobre los "ismos" mucho se ha dicho (¿capitalismo?, ¿socialismo?), y tampoco es cuestión de renunciar a la ideología de la cual se está convencido. Lo importante es no renunciar a la racionalidad, ni dejarse utilizar por quienes recitan cosas que no entienden ni son capaces de defender. Los hay que dicen ser de izquierda y los hay que dicen ser de derecha. En verdad, la carencia de racionalidad sólo prueba la falta de sensatez.

Hasta la próxima.

elsalvador.com, El discurso del rey (de la sensatez)

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