Los países deben seguir el consejo que las buenas mamás dan a sus hijos: no gastes más de lo que ganas, ahorra, capacítate, trata siempre de superarte en lo que haces
17 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.
El rescate de países deudores (a la memoria salta el grupo de los "pigs" –Portugal, Irlanda, Grecia y eSpaña—) por petición de Alemania será condicionado a la corrección de muchas de sus políticas fiscales, económicas y sociales: si quieren que les ayudemos, tienen que dejar sus despilfarros y su irresponsabilidad. Nadie, deja entender el mensaje, puede gastar alegremente con la tarjeta topada sin sufrir consecuencias.
Los diarios españoles aprovechan el regaño para ponerle banderillas al gobierno de Zapatero: ¿Adónde quiere llevarnos con una deuda impagable, con bajas en la calificación de Moody's, con grandes programas "sociales" imposibles de sostener, con prácticas laborales ruinosas, con altos niveles de desempleo?
Para colmar el vaso de amarguras, los sindicatos españoles, que se deleitan en escupir para arriba y luego bañarse en su propia saliva, han anunciado una huelga aérea para la Semana Santa, lo que está llevando a cancelar millones de reservaciones de turistas que están cambiando destinos para no verse varados en esos días.
El costo de una huelga semejante no lo paga el gobierno, sino todos los negocios y trabajadores que viven gracias a lo que gastan los visitantes. Estando las cosas tan mal, los sindicatos hieren a la que es la principal industria española, el turismo.
Las organizaciones laborales españolas están como los sindicalistas estatales de El Salvador, que en el peor momento y con tantos buscando empleo, quieren incrementos de salarios y bonos. No les ha llegado a sus oídos el descubrimiento estelar de la Corte Suprema: cuando no hay dinero, no hay dinero; si de manera injustificada se suben salarios, se tendrá que reducir la calidad de los servicios que recibe la población, de por sí mediocres.
Vive pensando con la cabeza, no con la barriga
En Bruselas, Alemania propondrá ligar los incrementos salariales a incrementos en la productividad, lo que es norma en los países que crecen del Asia: si no fabricas más muebles, o aparatos electrónicos, o salchichas, no se justifica que recibas un mayor salario, pues eso incrementa el precio de artículos y servicios al consumidor.
Y el consumidor, que somos todos, es quien paga los salarios, no el gobierno o las empresas. El hombre de la calle carga con las torpezas que cometen los funcionarios y la nueva burocracia, como los costos de funcionamiento de las fábricas, la reparación de carreteras y los suntuosísimos viajes al exterior de augustas delegaciones políticas.
La postura alemana recuerda la fábula de La Fontaine, de la hormiga y la cigarra: no es justo que la hormiga (los alemanes) trabajen y trabajen para terminar pagando las tarjetas topadas de cigarras que se la pasaron cantando todo el verano.
En esos espejos debemos vernos los salvadoreños, que en poco más de año y medio pasamos de tener una deuda externa manejable, deuda adquirida en gran parte para reconstruir la devastación causada por la guerra y las políticas del duartismo, a una que sobrepasa el cincuenta por ciento del PIB y que se destina a gasto corriente, a pagar burocracia. Sólo Venezuela nos supera en cuanto a deuda externa.
Los países deben seguir el consejo que las buenas mamás dan a sus hijos: no gastes más de lo que ganas, ahorra, capacítate, trata siempre de superarte en lo que haces.
En otros términos, piensa con la cabeza, no con la barriga.
elsalvador.com, La hormiga alemana pide a la cigarra trabajar
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