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2010/12/13

LPG-Tenemos presupuesto. ¿Ahora qué sigue? (y IV)

 Círculo vicioso. La sostenibilidad fiscal es un tema que se viene planteando desde hace bastante tiempo, como el verdadero talón de Aquiles de la gestión económica. De hecho, los márgenes de maniobra en este campo se han venido reduciendo de manera sensible, producto de un gasto público creciente, filtraciones marcadas en el sistema tributario, uso indebido de los recursos públicos y un prolongado ciclo de lento crecimiento. Con la dolarización –que suponía el mantenimiento de unas finanzas públicas saludables– el problema se complicó más, al profundizarse las causas que le pusieron freno a la notable expansión económica registrada en el primer quinquenio de los noventa.

Escrito por Juan Héctor Vidal.13 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.

El presupuesto aprobado para 2011 tiene así como trasfondo un escenario sumamente complejo. Salir de la trampa del lento crecimiento es sin duda un objetivo irrenunciable; el problema es que las fuerzas impulsoras que harían posible superar esa situación no están precisamente en la esfera gubernamental sino en el ámbito privado. Empero, el gobierno también debe cumplir con sus propias responsabilidades y para ello necesita recursos que solo los puede generar una economía pujante.

Nos encontramos entonces en una especie de círculo vicioso, donde la economía no crece porque la inversión es baja y esta conserva esa condición porque la economía no se dinamiza. Es en este punto donde adquiere significado la inversión pública de $1,200 millones, que si bien no es suficiente para esperar un “big push”, más que duplicaría el promedio registrado en el quinquenio anterior. Pero a pesar de que este esfuerzo de inversión descansa fundamentalmente en nuevo endeudamiento, la viabilidad del presupuesto aprobado supone un aumento de impuestos, tema que para la empresa privada resulta fuera de lugar, mientras la economía no se recupere, no se agoten las acciones para combatir toda expresión de defraudación fiscal, el gobierno no invierta los escasos recursos en base a verdaderas prioridades y no implemente una política efectiva de austeridad y transparencia.

Que el país está lejos de recuperarse y de remontar los desequilibrios que ha venido registrando en el sector externo y en el campo fiscal, lo sugiere el acuerdo “precautorio” que ha firmado el gobierno con el Fondo Monetario Internacional. Esto le permitiría acceder a $800 millones en caso de una eventualidad, como un fuerte shock externo o una corrida de depósitos. Pero esto a su vez implica asumir compromisos en materia fiscal, donde la eliminación de los subsidios, la reducción del gasto corriente y el control del déficit se suman a la necesidad de aumentar el coeficiente de tributación.

Mientras el uso de los recursos del FMI implica el riesgo de un ajuste recesivo, el incumplimiento de los compromisos adquiridos puede llevar a activar la llamada “condicionalidad cruzada”, lo que afectaría el acceso a los créditos que el gobierno pretende obtener para financiar la inversión, particularmente del Banco Mundial y el BID, aunque en opinión de algunos entendidos, las buenas relaciones que mantiene el presidente Funes con el gobierno de Estados Unidos –socio mayoritario de esos organismos– puede dar lugar a una cierta “generosidad”. Mientras tanto, la relación deuda/PIB sigue aumentando, haciendo cada vez más difícil y onerosa la colocación de deuda soberana.

Surge entonces la pregunta: ¿qué hacer? Infortunadamente no hay una respuesta sencilla porque la problemática económica en general y la situación fiscal en particular tienen causas estructurales muy profundas que han sido exacerbadas por una política económica equivocada y la crisis internacional. Esto se suma a una carga ideológica que coquetea con la insensatez, donde los espacios para el compromiso son muy limitados. Bajo estas circunstancias, el gobierno, la clase política y los empresarios tienen la palabra para salir del círculo vicioso y evitar un colapso tipo argentino, o una aguda crisis como la que están experimentando varios países europeos.

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P. D. WikiLeaks: murió Pedro Infante.

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