LPG-Sin tregua en seguridad

 Escrito por Gabriel Trillos.19 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.

gtrillos@grupodutriz.com

Hace 10 meses y 14 días, el presidente Mauricio Funes y su Gabinete de Seguridad anunciaron en un salón de la Casa Blanca salvadoreña, ante medios de comunicación y representantes del sector privado, medidas para el combate de la criminalidad. Medidas fuertes, firmes, lógicas. El mandatario acompañó el anuncio con un mensaje en el que habló del compromiso férreo en la lucha contra la delincuencia.

El tiempo ha pasado, y el año casi termina. Algunas de esas acciones en las que se contaban (tal cual lo escribí en mi columna del 7 de febrero de 2010): Fuerza de intervención de los cárceles. Control territorial con operativos conjunto PNC-ejército. Acuartelamiento de los policías. Uso pleno de todo el recurso operativo y logístico del ejército en asuntos de seguridad pública. Armamento pesado. Registro casa a casa. Bloqueo de señal de móviles desde los penales. Reforma del sistema de emergencia 911. Carnetización de los menores de edad. Control de paradas de buses. Control del tránsito terrestre. Control de fronteras y puntos ciegos. Compra de tecnología. Reorientación de la ayuda internacional.

En estos 10 meses algunas de esas disposiciones han sido puestas en marcha, pero de forma muy tibia, casi a medias. Debo decir que cuando fueron anunciadas sentí que eran iniciativas que podían funcionar; y reconozco que son medidas más audaces, y probablemente más eficaces, que las tomadas en otros gobiernos. Pero también estoy convencido de que esas medidas funcionan siempre y cuando sean puestas a funcionar de manera plena. Y eso lo digo porque el presente perfecto de la realidad criminal no requiere de flexibilización, ni de tanta reflexión y diálogo, sino de urgencia, valentía, operatividad y acción sin tregua. La delincuencia muta como un camaleón, y es capaz de adaptarse con rapidez para superar cualquier obstáculo.

Hace un par de semanas, he visto, ahora sí, mayor entereza y decisión. He visto una evolución de la mano de la convicción. Y hemos visto cómo el coordinador del Gabinete de Seguridad se ha mantenido firme frente a situaciones que requieren carácter y dureza. Este mes, hemos visto una depuración sin precedentes en las cárceles para combatir la corrupción por un lado, y por otro, tomando medidas para que los nuevos custodios y sus familias no sean víctimas de extorsión y amenazas. Además, se anunció, por fin, el bloqueo de la señal de telefonía móvil en los alrededores de las cárceles, luego de una serie de reuniones con las compañías en donde entiendo se explicó el uso adecuado de la tecnología para el bloqueo efectivo. Sin duda, el control de los penales era una acción pendiente entre las más urgentes.

Esta semana, también conocimos el lanzamiento del plan de carnetización de menores de edad. Importantísima medida para registrar una población en que la mayoría, estoy seguro, camina por el lado correcto, pero que sin duda encuentra muchas tentaciones y problemas. Hay que evitar que los jóvenes caigan en manos de las pandillas u otro tipo de criminales. Hay que evitar la vagancia y darles mejores oportunidades sin duda. Pero hay que comenzar ejerciendo mayores controles.

Otras acciones en la seguridad pública han ido evolucionando, y ojalá, que en un corto plazo, se amplíen facultades y se incluyan más agentes y soldados para apoyar en esta guerra contra el crimen. La presencia territorial aún es una grieta. El control anunciado en esa ocasión por el director de la Policía aún no se realiza de forma amplia. Paradas, buses, semáforos, redondeles deben ser controlados. Falta operar con medidas excepcionales en las regiones en las que se necesita y que están bajo control del crimen. El dramático éxodo de las familias de El Guaje, en Soyapango, a causa de las amenazas, del acoso de pandillas, y la desesperación de vendedores y transportistas extorsionados por “aguinaldos” son duros mensajes que nos recuerdan el calvario que muchos viven y la necesidad real de ejercer sin miramientos las acciones que se requieran tomar. Sin medias tintas.

Sin tregua en seguridad