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2010/12/05

La Página-Estenia, pobre y con discapacidad, pero con ganas de seguir viviendo-Diario digital de noticias de El Salvador

 La poca atención psicológica, la falta de de oportunidades, la poca sensibilización de la sociedad y la falta de políticas para el apoyo a las personas con discapacidad, hacen más difícil su adaptación a las labores cotidianas

Escrito por Carmen Rodríguez.05 de Diciembre.Tomado de La Página.


Estenia Villatoro, tiene 73 años, los últimos diez años de su vida ha tenido que aprender a sobrellevar la pérdida de uno de sus miembros inferiores y uno de sus dedos del pie, a causa de una úlcera que se transformó en cáncer.

Pero ese no ha sido su único obstáculo, la falta de apoyo e incomprensión de sus hijos son el peor calvario con el que ha tenido que aprender a convivir, sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se quebranta al recordar que se siente sola desde que le apuntaron su pierna.

Una de sus hijos le permite quedarse a dormir en su casa en el barrio San Jacinto de San Salvador, Estenia cuenta con tristeza que a veces su hija no tiene suficiente dinero para darle sus alimentos por lo que decidió poner una venta de dulces en los alrededores de San Salvador.

Sus ojos se llenan de alegría y de satisfacción cuando comenta sobre su venta. “Me acerqué a un grupo de discapacidad y ahí me hicieron un préstamo para que pudiera comprar la primer venta, me dieron $24.00, con la facilidad de pagarlos en cuotas de dos dólares, pero a mí me gusta ser responsable y pago cuatro dólares mensuales”.

Durante el día, cuando las ventas andan bien en el parque Cuscatlán de San Salvador, logra vender cuatro dólares, pero tienen que pagar un mototaxi porque no puede viajar en bus. “No puedo subirme a los buses y las personas no me ayudan, por eso tengo que pagar un dólar de ida y uno de regreso”, el pago del transporte por la falta de accesibilidad en el sector público hace que su ganancia diaria se de un dólar.

Esos 30 dólares que gana al mes, tienen que alcanzarle para comprar sus medicinas cuando no las tienen en el hospital y para colaborar en la casa de su hija cuando faltan las provisiones alimenticias para la familia, su otro hijo casi no la visita y a veces cada seis meses le da $5.00, pero ella comenta que eso no es suficiente para ayudarle.

Como la mayoría de las mujeres que emigraron de la zona rural del país, Estenia está acostumbrada a trabajar desde muy pequeña, cuando llego de Ilobasco, Cabañas a la ciudad trabajó como empleada doméstica y luego antes de perder su amputación tenía un puesto de verduras en el mercado central.

“Al principio fue muy difícil porque he estado acostumbrada a trabajar toda la vida y el rechazo de mis hijos y la falta de apoyo me hicieron las cosas aun más difícil, pero con el tiempo uno se va acostumbrando y aprendiendo a vivir con las enfermedades”, comenta.

Como Estenia hay muchas personas con discapacidad por diferentes causas, pero la poca atención psicológica, la falta de oportunidades, la falta de sensibilización de la sociedad en este tema y la falta de políticas inclusivas por parte de las instituciones públicas, hacen para ellos más difícil su adaptación a las labores cotidianas.

Cerca del diez por ciento de la población del país padece una discapacidad y aun se necesita mucha voluntad de parte de los responsables de legislar para que este sector de la sociedad salga de la marginación en la que se ha encontrado desde hace ya muchos años.

Diario digital de noticias de El Salvador

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